Encuentro Salvaje

Jonathan bajó del avión, tomó su maleta y abordó un taxi rumbo al gran hotel, ésa era la primera vez que viajaba a África, estaba muy emocionado porque al fin pudo darse unas merecidas vacaciones, después de terminar de grabar la última temporada de su exitosa serie de televisión. A menudo disfrutaba viajar sólo, nunca había tenido problemas para conseguir compañía, sobre todo si de mujeres se trataba, su carisma y su hermoso físico atrapaban de inmediato al sexo opuesto. Era el típico soltero empedernido que no duraba más de un mes una relación, de preferencia menos, sin embargo, en el fondo de su ser esperaba enamorarse de verdad algún día; él pensaba que tenía que sentir algo especial por una mujer, algo que lo hiciera querer estar con ella para toda la vida, no por compromiso y menos por sexo, ese podía tenerlo siempre que quisiera con la mujer que el quisiera; siempre estaba rodeado de fans queriendo llamar su atención y suplicando por meterse en su cama. Pero el anhelaba un amor como el que se tenían sus padres y como el que sentía su hermano por su esposa y ese, era muy probable que nunca lo encontrara. Durante el viaje en taxi pudo observar lo maravilloso del paisaje, una de sus grandes pasiones era disfrutar de la naturaleza, por eso es que había elegido África para sus vacaciones, ese fue también uno de los motivos para viajar solo, no soportaba la idea de tener que escuchar quejas de alguna acompañante, el deseaba realizar largas caminatas, dormir a campo traviesa y ver los animales salvajes lo mas cerca posible. Tras  varias horas de camino el taxi se estacionó a la entrada de un lujoso hotel enclavado en la exuberante selva africana , desde niño Jonathan había soñado ir de safari, pero la economía de sus padres si bien no era miserable, apenas alcanzaba para vacacionar dos veces al año y fue hasta ahora que su agenda y su desahogada economía se lo permitían, pues no solamente era un actor reconocido en su país, sino que tenia varas inversiones en bienes inmuebles que le dejaban una cuantiosa fortuna cada año, cuando entró al lobby se sorprendió mucho al ver tanto lujo en un hotel de contexto ecológico, los altos techos de palma, el mobiliario en madera tallada, fuentes, iluminación todo era un un derroche de lujo y comodidad, después de registrarse se dirigió a su habitación, la cual tenía una maravillosa vista al río Limpopo, una piscina privada y todas las comodidades que ofrece un hotel con AAA Five Diamonds hacían que valiera la pena la gran cantidad de dólares pagados. Se instaló  y se metió a la ducha para refrescarse y quitarse el polvo del camino, estaba ansioso por iniciar con la aventura. Mónica por su parte, había llegado a África dos años antes, ella rentaba una pequeña choza en una comunidad cerca del gran hotel, su choza no tenía las comodidades a las que ella estaba acostumbrada al provenir de una de las familias más adineradas de su ciudad natal, pero al menos tenía todos los servicios básicos como agua, luz eléctrica y teléfono fijo ya que en esa zona el servicio de celular era intermitente y ella había decidido prescindir de él; además la ubicación de su casa quedaba muy cerca de las personas que estimaba,  no necesita nada más. Ella llegó a África con la intención de recabar información sobre los cazadores furtivos y los traficantes de marfil para documentarse y escribir su nuevo libro, pero inmediatamente se enamoró del lugar, de la gente, de la sencillez de la vida salvaje y aun cuando su investigación había terminado hace mucho tiempo, no estaba lista para abandonar el paraíso y volver a México, a su realidad; aunque sabía que algún día tendría que hacerlo. Era lunes y pasaba de medio día, el personal de la fundación "Un día sin hambre" estaba preparando el cargamento para llevar alimentos y medicamentos a una de las tribus nativas de los alrededores y a una reservación que rescataba animales heridos para rehabilitarlos y reinsertarlos a su hábitat, Ngamibi la directora y fundadora de la reservación, reunía fondos durante todo el año con el apoyo de diversas personalidades públicas para tratar de mitigar el hambre al menos en algunas comunidades cercanas, regularmente los cargamentos llegaban de madrugada, pero esta vez la avioneta que se encargaba del traslado de los víveres desde Johanesburgo se descompuso y todo se retrasó. Era tarde y el viaje era largo y peligroso así que todos trabajaban a la mayor velocidad posible.  Desde que Mónica llegó a la comunidad hacía ya casi dos años atrás y supo de la existencia de la fundación inmediatamente se  enlistó como voluntaria, una de sus grandes pasiones era ayudar a las personas menos afortunadas;  pero nunca imaginó que este día cambiaría su vida, para siempre. Jonathan se cambió de ropa y bajó a conocer el hotel, después de un breve recorrido se sentó a esperar en el lobby al guía de turismo que lo llevaría a conocer los alrededores, estaba a punto de tomar una revista de National Geografic cuando vio a un hombre enorme y corpulento que se dirigía hacia él. - Tú debes ser el guía del safari - dijo - Así es Sr. Smith, mi nombre es Nicholas y yo voy a ser su guía - Dijo aquel gigante claramente nativo de la comunidad. - Saldremos mañana muy temprano para dirigirnos hacia el Kruger National Pak, ¿Está listo para la cacería? , es temporada de caza y tal vez quiera llevar algún ejemplar de antílope o Ñu. - ¡Oh, no Nicholas!, yo no vengo de cacería, me conformaré con unas buenas fotografías y por favor llámame Jonathan, eso de Señor Smith no va conmigo .- le contestó - Qué lástima que no podamos salir ahora mismo, si no hay nada por hacer tendré que conformarme con la alberca.  Dijo decepcionado. Al ver la cara de decepción de Jonathan, Nicholas se atrevió a hacer la invitación que cambiaría su vida radicalmente. -Jonathan, quizás quieras venir conmigo a un recorrido por las comunidades nativas de los alrededores y tal vez puedas tomar fotografías del paisaje y si tenemos suerte, de algunos animales, ¡Claro! si no te molesta hacer un poco de Filantropía…