Sed de sangre

644 Palabras
Cuando la noche parecía alcanzar su fin, y la ingesta de alcohol, parecía llegar a su límite, mirada se posó en ella, que me la devolvió, como si intuyese que algo interesante ocurría muy cerca; su boca, dibujó una sonrisa mientras se acercaba a mi. Sujetando mi mano, me llevó a una zona oscura del bar, y comenzó a besarme como si no hubiese nadie más en el local. Aquella noche, quedó grabada en mi memoria para siempre. Mis manos acariciaron su pequeña cintura, mientras nuestras lenguas jugaban a encontrarse en la semi penumbra. Mis pantalones amenazaban con explotar de un momento a otro, debido a las caricias que me prodigaba. -Vamos a mi casa - Sugirió, en un tono lascivo y lleno de sensualidad. Salimos el local de la mano. Mi yo más prehistórico, la seguía como un perrito faldero, dispuesto a rematar la faena. Cuando abrió la puerta de su casa, mis ojos se abrieron como platos, y amenazaban con salirse de las órbitas. ........... La oscuridad impregnaba la casa, mientras avanzábamos raudos por el corredor. En nuestra mente, solo existía el placer que se aproximaba. Nuestros besos, ansiosos, era lo único que sonaba por toda la estancia. Al llegar a la habitación, sus ropajes, completamente oscuros, comenzaron a desprenderse de su cuerpo, dejando ver su pálida piel, enmarcada por algunos lunares, habitando en él. Mi pene, palpitó ansioso. Intentó desabrocharme el pantalón, tan rápido, que me golpeé la cabeza contra el cabecero de la cama. Nos reímos tontamente; pero una vez mi pene se hubo liberado, no tuvo remordimiento alguno en llevarlo a su boca, haciéndome soltar un gemido de placer. Mientras engullía mi polla, pude ver un hermoso canalillo, que hizo que mi excitación aumentase. Me descubrió observando, y no tuvo ningún reparo en quitarse la camiseta, mostrando unos senos turgentes con unos pezones duros como escarpias. Intenté tocarlos, y, al ver que mi brazo no podía llegar a ellos, me ayudó sujetando mis muñecas y llevando mis manos a sus hermosos pechos. Gimió como una gatita, mientras su boca pasaba a lamer uno de los lóbulos de mis orejas, haciendo que me excitase aún más. Se colocó a horcajadas sobre mi pene, y comenzó a morderme el cuello, un poco más fuerte, un poco más fuerte, hasta llegar a doler. Su respiración agitada, se mezcló con mis jadeos. Cuando se irguió ante mi, pude ver un hilillo de sangre resbalando por la comisura de su boca, y, mostrándome unos colmillos afilados, irrumpió en una risa maquiavélica. -Fóllame, humano. Haz que mi especie sea perpetua. Introdujo mi polla en su mojado coño, y comenzó a cabalgar como una experta amazona, mientras sus pechos, no dejaban de subir y bajar ante mis ojos. ¿Me estaba follando a una vampiresa? ¿Qué locura es esta? -Adoro tu coño - Gemí, indeciso. -Y yo adoro tu sangre. Continuó saltando encima de mi v***a hinchada, mientras se acariciaba el clítoris, y, de su boca, salían pequeñas gotas de la sangre que había succionado de mi cuello. -Y tu polla, también. Es increíble. Me voy a correr. Y cabalgó más deprisa, haciendo que mis gemidos se ahogaran entre sus pechos, que busqué lamer como un animal en celo. Miré sus ojos, inyectados en sangre. Miré sus dulces pechos, que no paraban de moverse, mientras sus pezones se erguían. Miré como se corría con un chorro que salpicó mi abdomen. Mi polla, anhelaba algo más. Necesitaba eyacular sobre mi vampiresa. -Quiero correrme - Pedí. Y, bajándose de mi, colocó su boca sobre mi polla, y succionó, impaciente por devorar hasta mi última gota. Me corrí con un espasmo, mientras lamía cada gota de mi semen, ansiosa. Caímos rendidos en la cama. -Yo quiero tu sangre - Dijo, tras unos minutos de relajación. Cuando introdujo sus colmillos en mi cuello, la oscuridad se cernió sobre mi.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR