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El Alfa Rey Persigue a la Luna Abandonada

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Descripción

Mi compañero Alfa Rey, Ethan Stone, no sabía que nuestra hija de cuatro años, Lily, padecía insuficiencia renal. Antes de su cirugía, su mayor d***o era que su padre la llevara al parque de diversiones en su cumpleaños. Quería pasar tiempo con él a solas. Me arrodillé ante Ethan Stone, suplicándole que cumpliera el d***o de nuestra hija. Él prometió que lo haría. 

Pero en su cumpleaños, Lily lo esperó en el frío viento. Esperó hasta que tosió sangre y se desmayó, pero él nunca apareció. Su condición empeoró y el tratamiento de emergencia falló. 

Antes de morir, me preguntó con lágrimas en los ojos: —Mami, ¿por qué a papá le gusta Emma, la hija de Victoria, pero no le gusto yo? ¿No soy lo suficientemente buena?

¡Mi hija dejó este mundo con un pesar en su corazón! De su pequeña mano cayó un teléfono, reproduciendo un vídeo. En el vídeo, su padre había alquilado el parque de diversiones más grande de la ciudad y estaba celebrando un cumpleaños con la hija de Victoria.

Después de la muerte de su hija, Olivia se dio por vencida por completo y abandonó a Ethan, pero el despótico Alfa Rey buscó a Olivia por el mundo entero, suplicándole que le concediera otra oportunidad.

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Capítulo 1: La Muerte de Lily
Capítulo 1: La Muerte de Lily (Desde la perspectiva de Olivia) El pitido de los monitores del hospital se había convertido en la b***a sonora de nuestras vidas. Mi hija Lily yacía en la cama estéril, su pequeño cuerpo empequeñecido por el equipo médico que la rodeaba. Insuficiencia renal diagnosticada. Esas dos palabras habían destrozado nuestro mundo. —Mamá— susurró Lily, su voz apenas audible sobre las máquinas.—¿Crees que papá vendrá mañana? Le aparté el fino cabello de la frente. —Por supuesto, cariño. Es tu cumpleaños. —¿E iremos a la Feria de la Luz de la Luna? ¿Los tres juntos?— La esperanza brilló en sus ojos esmeralda, ojos iguales a los míos. —Sí, Lily. Ya le pregunté y prometió que vendría.— Forcé una sonrisa, ignorando la duda que me carcomía el corazón. El rostro de Lily se iluminó con una alegría que no había visto en meses. —¿De verdad? ¿Papá lo prometió? Asentí, apretando su mano frágil. Los médicos le habían dado días, tal vez horas. Este cumpleaños podría ser el último, y su único d***o era pasarlo con su padre. A la mañana siguiente, vestí a Lily con su ropa más abrigada. El clima se había vuelto inesperadamente frío, pero nada nos detendría. Esperamos en la entrada de la Feria de la Luz de la Luna, las luces brillantes y la música festiva contrastaban con el peso en mi pecho. Pasó una hora. Luego dos. —Solo se está retrasando por el trabajo, ¿verdad, mamá?— preguntó Lily, sus labios volviéndose ligeramente azules a pesar del grueso abrigo. —Estoy segura de que sí, cariño.— Marqué el número de Ethan por vigésima vez. Fue directamente al buzón de voz. Tres horas. Lily se negó a sentarse en la silla de ruedas que había traído, insistiendo en quedarse de pie para que su padre la viera de inmediato. —Quizás se olvidó—susurró, su voz quebrándose. —Quizás está con Emma otra vez. Mi corazón se rompió con sus palabras. —Déjame intentarlo una vez más. Esta vez, alguien respondió. No era Ethan, sino su asistente. —El Rey Alfa no está disponible. Está en Disney con la Sra. Frost y su hija para una celebración especial. El mundo se inclinó bajo mis pies. —Pero hoy es el cumpleaños de su hija. Lily lo está esperando en la Feria de la Luz de la Luna. Él lo prometió. —Lo siento, Sra. Winters. Dejó instrucciones estrictas de no ser molestado. Cuando me volví, Lily se había desmayado. Su pequeño cuerpo convulsionaba en el suelo frío, su respiración era superficial y rápida. —¡LILY!— grité, recogiéndola en mis brazos. —¡Alguien ayúdenos! En el hospital, los médicos trabajaron frenéticamente, pero pude ver en sus ojos lo que me negaba a aceptar. Los órganos de Lily estaban fallando. —Mamá— susurró, sus ojos abriéndose por última vez. —¿Por qué papá quiere más a Emma que a mí? ¿Es porque estoy enferma? No pude responder a través de mis lágrimas. El teléfono de Lily se deslizó de su bolsillo, la pantalla se iluminó con un video que alguien le había enviado. Ethan, Victoria y Emma en Disney. Ethan llevaba a Emma en sus hombros, todos riendo. Un enorme cartel decía: "¡Feliz Cumpleaños, Emmy!" —Solo quería que me quisiera— susurró Lily. Luego se fue, su último aliento, una pregunta que no pude responder. El monitor emitió un tono constante anunciando lo que mi corazón se negaba a aceptar. Mi hija estaba muerta. Y su padre ni siquiera estaba allí para despedirse. El tanatorio estaba en silencio excepto por mis sollozos ahogados. Estaba sola junto al pequeño cuerpo de Lily, arreglado pacíficamente sobre la mesa de cremación. —¿Dónde está todo el mundo?— preguntó suavemente el m*****o del personal. —Seguramente el Rey Alfa... —Él no lo sabe— dije, mi voz hueca. —Ni siquiera sabe que se ha ido. Sacó el Pasador de Piedra Lunar que había diseñado para su cumpleaños, pequeños cristales curativos incrustados en un delicado engaste de plata. Había pasado meses elaborándolo, infundiendo cada piedra con energía protectora. —Esto se suponía que te ayudaría a mejorar— susurré, colocándolo cuidadosamente en su cabello. —Lo siento mucho, no fue suficiente. El m*****o del personal se movió incómodo. —El Rey Alfa debería ser informado antes de proceder. —Está en Disney— dije, la amargura filtrándose en mi voz. —Celebrando el cumpleaños de Emma Frost con la misma fiesta que prometió a Lily. Con la mujer que siempre amó más que a nosotras. Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa, pero asintió respetuosamente. —Entiendo, Sra. Winters. Mientras comenzaba la cremación, me quedé sola, viendo cómo las llamas consumían a la hija que Ethan había olvidado. El tráfico adelante estaba detenido. Apreté la Urna Ceremonial de Madera Lunar contra mi pecho, las cenizas de Lily todavía cálidas en su interior. Estábamos atrapadas en la autopista, directamente enfrente de Disney. Una pantalla enorme en la pared exterior del parque se llenó de imágenes, noticias de última hora sobre la extravagante celebración del Rey Alfa. "El Rey Alfa Ethan Stone no escatimó gastos para la celebración de cumpleaños de la joven Emma Frost hoy," la voz alegre del locutor retumbó. "¡Fuentes dicen que alquiló todo el parque para esta ocasión especial!" La pantalla se llenó de imágenes de Ethan llevando a Emma en sus hombros, ambos riendo. Victoria estaba a su lado, su mano posesivamente en el brazo de Ethan. Victoria es la novia de la infancia de Ethan. Pero dejó la manada hace cinco años. Después de que dejó la manada, se emparejó con otro lobo y dio a luz a una hija; Emma. Hace varios meses, regresó a la manada con Emma. Mi vida cambió de la noche a la mañana. Ethan sintió que era difícil y lamentable para Victoria criar a un hijo sola, así que siempre iba a cuidarlas. Trataba a Emma incluso mejor que a nuestra hija Lily. Ahora, Emma llevaba un Vestido de Princesa de Hielo con Bordados de Cristales, el mismo vestido que Lily había rogado, el que Ethan se negó a comprar porque "es demasiado caro para una niña enferma que no puede ir a ningún lado." Giré la urna de espaldas a la pantalla, protegiéndola como si Lily aún pudiera ver. —¡Lily, no mires!— susurré, con lágrimas corriendo por mi rostro. —No mires, cariño. Los Jardines Imperiales estaban en silencio cuando regresé. Nuestra ala de la enorme finca se sentía vacía sin la presencia de Lily. Llevé la urna a su habitación, todavía llena de sus juguetes, sus libros, sus sueños. Me senté en su cama toda la noche, acunando la urna, viendo la luna recorrer el cielo a través de su ventana. Llegó la mañana, y con ella, pasos en el pasillo. Ethan apareció en la puerta, con expresión de fastidio. —¿Dónde está Lily? Se supone que debemos ver al especialista hoy. Lo miré, incapaz de comprender sus palabras. —¿Qué? —El especialista en riñones. De Europa.— Miró su reloj con impaciencia. —Ve a prepararla. Algo se rompió dentro de mí. Me levanté, aún aferrando la urna. —¿Prepararla? ¿PREPARARLA? Los ojos de Ethan se entrecerraron. —¿Qué te pasa? ¿Y qué es eso? Le tendí la urna. —¡Esta es tu hija! ¡Esta es Lily! Dio un paso atrás. —Deja de ser dramática. ¿Dónde está ella? —¡Lily está muerta!— grité, mi voz rompiendo el silencio de la mañana. —¿Dónde piensas recogerla? ¿En el infierno? El rostro de Ethan se endureció. —Esto no es gracioso, Olivia. No tengo tiempo para tus explosiones emocionales. —Murió en su cumpleaños— continué, mi voz quebrándose. —Mientras estabas en Disney con tu querida Victoria y Emma. Mientras comprabas a Emma el vestido que dijiste que era demasiado caro para Lily. Ethan se dio la vuelta, dirigiéndose hacia las escaleras. —Estás siendo irracional. Voy a recoger a Lily yo mismo. Cuando llegó a las escaleras, su teléfono sonó. Respondió de inmediato, cambiando completamente su actitud. "¿Emmy? ¿Qué pasa, cariño?" Su voz era suave, amorosa, un tono que Lily siempre había deseado escuchar. Una voz de niña llenó la habitación, dulce y exigente. "p**i, te extraño, ¿vendrás a acompañarme?"

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