Capítulo 3

1576 Palabras
Narra Aurora. Horas más tarde.. Olson me había estado entreteniendo mientras la enfermera me atendía. Iba a necesitar una  cantidad de puntos de sutura para reparar la herida en mi pie. Esta  sanaría bastante rápido.  Odiaba los hospitales, no porque hubiera pasado mucho tiempo en ellos, sino por la única experiencia horrible que había tenido con ellos: la golpiza que mi padre me había dado, eso y otro motivo fue el detonante para escapar de él. —Ya termine, oficial Olson— le dijo la enfermera. —Gracias—le respondió él quien estaba sentando en una silla junta a la cama. Cuando ella se fue la habitación todo se quedó en silencio por un momento antes de que finalmente hablé: —Espero no estar retrasandote en tu trabajo. No te hubieras molestado en quedarte aquí conmigo. –No estas restrasando nada, no te preocupes por eso. Lo importante en estos momentos es tu salud—contestó en un tono muy tierno. —Yo...—murmure timidamente—. Quiero darte las gracias por sacarme de ahí. Se que es tu deber, pero debiste molestarle —dije con voz entre lágrimas mientras me sentaba y finalmente podía mirarlo directamente a los ojos resistiendo las ganas de llorar. Los do nos estábamos mirando fijamente. . —No solo fue mi deber como policia poder ayudarte,  sino tambien como un ser humano que tiene la posibilidad de ayudar a otro. Estabas en un lugar  de mierda, desnuda. No iba a dejarte allí. Después de que viste sentado en medio del publico, supe que debia de sacarte del peligro —respondió. Me dolía el pecho por sus palabras. –La mayoría de la gente lo habría hecho—dije con una voz que era casi un susurro—.Pero supongo que la mayoría de la gente no habría intentado ayudarme en primer lugar—mencione. Dejé caer la cabeza y perdimos el contacto visual. Olson era intenso y no estaba muy segura de cómo tratar con un tipo como él. Me intimidaban los tipos que eran más grandes, pero también había aprendido que las acciones significaban más que las palabras y él había estado allí cuando nadie más podía ni hubiera estado. El problema era que no lo entendía en absoluto ¿Quién, en su sano juicio, se va y rescata a una mujer que ni siquiera conoce? sabía que era su trabajo por ser policia, pero no muchos me hubieran comprado primero para asegurarse que estaba a salvo, la redada al club la iban hacer de todas manera ¿ por qué no esperó a que sucediera —.¿Cómo puedo pagarte por lo que hiciste por mí?— pregunté mientras miraba el piso. Mi pregunta había carecido prácticamente de sentido porque nunca podría devolverle pronto los fondos que había gastado.  —No tienes que hacer eso—contestó. —¿La compra la hiciste con dinero del Estado o fue personal?—quise saber.  —Eso no importa—respondió. —Dímelo, por favor—dije con angustia  Él se quedó en silencio por un momento. —Fue personal—me dijo finalmente.Mi corazón se detuvo ¿y si lo había dejado en quiebra? Su sueldo policial quizás era buena, pero dudaba que tanto para dar la fortuna que quizás pago por mi. Había escuchado a unos de mis captores hablar sobre la cifra que daban por una virgen y eso me preocupo. —Con más razón déjame devolverte el dinero, solo necesito tiempo—dije apenada. Podía sentir mis mejillas rojas. —Olvídate de eso—dijo seriamente—. Lo que necesito ahora de ti es darnos tu declaración y luego testificar para acabar con la organización que se beneficia de la trata de personas — respondió—. La gente que te secuestraron eran secuaces, parte de un grupo mucho más poderoso que opera en todo el mundo. Puedes ayudarnos a capturarlos y encerrarlos para siempre—agregó. Negué con la cabeza, todavía incapaz de encontrar su mirada. —¿Quién me va a creer? Soy una persona que vive en la calle, sin una familia real—. Soy un don nadie. Siempre lo he sido—dije—. Estoy segura que el lider probablemente sea rico y tenga sus influencias—agregue. —Lo es. Hace donaciones a organizaciones benéficas para mantener su tapadera —respondió con irritación. —Entonces nunca me creerán—dije con voz temblorosa. Por el rabillo del ojo, vi a Olson moverse, pero todavía me sorprendió cuando puso sus dedos sobre mi barbilla y me obligó a ver hacia arriba hasta que nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos verdes se tornaron tormentosos mientras me miraba. — Sé que no será fácil—dijo en un tono más amable—.Pero también estaré allí para dar mi declaración sobre lo que sucedió, y testificaré. El dinero que pagué se puede rastrear fácilmente. Esta gente necesita ir a la cárcel. La pareja que te secuestró debería estar tras las rejas donde no puedan lastimar a más mujeres, nunca más —añadió. —Lo intentaré—respondí luego de unos segundos, estuve de acuerdo en declarar. No quería ver a ninguna mujer pasar por lo mismo que yo. Pero tenía miedo porque mi palabra no tenía peso. Experimenté la sensación de ser invisible para la mayoría de la gente todo el tiempo que estuve sin hogar. —Eres valiente, puedes hacerlo —me volvió animar. —No lo soy–contraataque. Sus ojos se clavaron en los míos en ese momento. —Lo eres. Creo que solo tienes miedo. Quizás por el tipo de vida que has tenido, no puedes culparte por ser asi—agregó. Le devolví la mirada. Sus ojos eran hermosos.  Tomó mi mano entre las suyas y no me resistí porque se sentía tan bien estar conectado con alguien. Quería apartarme instintivamente, pero me gustaba demasiado la falsa sensación de seguridad. Cuando dormia en la calle era común que muchas de las personas que pasaban pensaran que sufria de un trastarno mental. Pero en realidad, la gente estaba en las calles por varias razones. Todos teníamos una historia y la mayoría tenía un final muy malo. Yo simplemente no existía para la mayoría de la gente, una mujer desafortunada que la gente asumía era una adicta a las drogas, alcohólica y enferma. Por ser como era, no estaba completamente segura si los demás miembros de la policia me creerían—.Tengo una solución—dijo con voz nutural. Estaba cayendo en sus hermosos ojos verdes, hipnotizada temporalmente por la determinación que podía ver en las profundidades de su mirada. —¿Cual?—Murmuré. —¿De verdad quieres devolverme el dinero?—preguntó. —¡Sí!— dije de inmediato. Estaba dispuesta hacer cualquier cosa que él me pidiera. Tener sexo con él no era del todo desagradable, a pesar de que tenía mis dudas de si realmente querría una mujer como yo. —Vive conmigo por el tiempo que dure la investigación—dijo en un tono ronco que parecia una demanda y no como una pregunta. —¿Qué?—exclamé. Estaba segura de que lo había escuchado mal durante mi estupor temporal. —Vive conmigo— volvió a decir. Mis ojos se abrieron cuando me di cuenta de que lo había escuchado correctamente—.Piensa en ello.  Estarías protegida por mí, un policía. Me encargaría de todo para nuestra estadía. Tengo un departamento personal aquí en San José que uso cuando vengo a la ciudad. Yo vivo en Santa clara, pero por mi trabajo siempre estoy viajando. Pero me daré un descanso mientras pasa las declaraciones así no estarás sola ¿que dices aceptas? —preguntó. —Yo ..—balbuceé  —Se que no me conoces, pero confía en mi. Yo nunca te haría daño o me aprovecharía de ti estando bajo un mismo techo—aclaró para tranquilizarme—. No vivirás un día más en las calles, te lo prometo-comentó. Mi corazón dio un vuelco cuando miré su expresión sincera. Era realista, pero la esperanza profundamente enterrada dentro de mí quería desesperadamente decir que sí a la loca propuesta de Olson. Tenía muy poco que perder. Sin el albergue ya no tenía a donde ir. Vivir con él significaba que  estaría caliente por la noche.Tendría un techo sobre mi cabeza. Y si tenía suerte, tendría comida para comer todos los días—.Quiero que digas que sí Aurora- insitió mientras ahuecaba mi rostro con sus manos. Decir mi nombre por primera vez fue espléndido.  Se lo había dicho a la enfermera cuando pidió mis datos. Casi me derreti ante la sensación de su toque. Para ser un tipo grande con una actitud irritable, era sorprendentemente gentil. Hubo silencio mientras debatía qué decirle. Honestamente, me sentí como si estuviera en medio de un sueño. No entendía su motivación, pero todavía quería desesperadamente arriesgarme. Él fue el que planteó la idea, así que tenía que tener sus razones para querer que viviéramos juntos ¿verdad? ¿Realmente podría vuvir con un hombre que ni siquiera conozco? Pensamientos confusos continuaron corriendo por mi cerebro hasta que finalmente tomé mi decisión. –De acuerdo, viviré contigo mientras dure la investigación—respondí. Pude ver mucha alegria en su rostro, y esa sonrisa que me regalo fue realmente encantadora. Esta decisión quizás había sido la mejor que había tomado en toda mi vida.
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