Mientras en la otra sala de parto, Maria veía a su pequeña hija, su color de piel la hacía recordar a su padre de ella, al verdadero padre, Elías Villanueva.
Enfermera, —Señora deme a su niña le llevare a limpiar—
Doctor, —La vamos a coser, señora—
Maria, —Esta bien, háganlo rápido—(sería)
Doctor, —Le estaré inyectado anestesia para que no le duela—
María, —No, es necesario, solo haga su deber, y ya—
Doctor, —Esta bien, señora, consten que le dije de la anestesia—
Mientras el doctor cose a Maria, su parte íntima al momento del parto, le hizo rasgar una leve grieta en su v****a para que así naciera la bebé.
Sus pensamientos de María están en otro lado, pensaba en Elías quería ser su esposa aunque ella no lo amo, solo lo odia porque también ella cayó en su juego de seductor.
Aunque ella hizo lo posible para que él se vuelva loco por ella, pero eso jamás pasó y así él se fue del país.
Doctor, —Señora ya acabamos y su bebé estará en el cunero, después le llevaremos a la habitación—
Enfermera, —¡Señora!, escucho al médico—
María, —Si, y gracias—
En la sala de espera está la familia Sotomayor Arias, Alfonso estaba tan emocionado y a la vez preocupado, a su lado está también su madre Perla, aquel momento había llegado Armando y doña Celeste madre de Maria y Gabriela.
Alfonso, —Tanto demora, cuando nació Gabriel ya estaba viendo a mi hijo y a ella—
—Me preocupa mucho, mamá—(sentía tristeza)
Perla, —Hijo dan tiempo, no todos los embarazos son iguales—
—¡Mira a tu suegra!, ya llegó con su yerno—
Celeste, —¿Doña Perla?, buenas tardes—
Perla, —¡Hola Celeste!, y Armando, ¿Cómo están ambos?—
Celeste, —Bien, y muchas gracias, mis hijas están dando a luz el mismo dia—
Perla, —Si eso se nota, las dos—
Celeste, —Hace tiempo no veo a mi hija Gabriela—
Alfonso, —Ella ha estado mal de salud, buenas tardes señora—
Celeste, —Buenas tardes joven, entiendo, no te preocupes—
Armando, —¿Dónde está María?, Buenas tardes con todos—
Alfonso, —Hola Armando, te veo muy emocionado—
Armando, —Si, ambos—
Alfonso, —Si, Gabriela está tan feliz—(alegre y nervioso)
En un momento el doctor sale de quirófano hacia la sala de espera, y al llegar dan la mala noticia, ambas familias se acercan llamando.
Doctor, —La familia Sotomayor Arias—
Alfonso, —Somos nosotros—
Doctor, —Es difícil dar está noticia, lamento su perdida, hicimos lo posible que doña Gabriela Arias viva—
Alfonso, —(impactado) ¿Qué dijo?, ¡NO ELLA, NO!!, es que ella, ELLA NO—(llora)
Perla, —¡Hijo!, tiene que ser fuerte—(triste)
Alfonso, —¡NO ELLA NO, POR FAVOR!, mi esposa no—
Perla, —Hijo no llores, solo tiene que ser fuerte por tus hijos—
Celeste, —Mi pobre hija, mi Gabriela—(muy triste)
—Doctor, y ¿Mi hija Maria?—(preocupada)
Doctor, —A ella no le he atendido, ya saldrá el doctor que la atendió, cuidense—(se retira)
Armando, —Alfonso lamento tu perdida, ¡Miré allá son las bebés!—
Las enfermeras salieron con dos bebés en cada coche, una se había acercado que era la bebé de Gabriela. Mientras Armando siguió el otro coche, por su hija.
Celeste, —Ella es la bebé de Gabriela—
Enfermera, —(la miro) Si señora, ¿Usted es?, disculpe—
Perla, —Somos las abuelas de esta hermosa bendición—
Alfonso, —Como diré a Gabriel que su mamá, ya no está—
Perla, —Hijo, tiene que ser fuerte para tus hijos que son dos—
Celeste, —Tiene razón tu madre—
Enfermera, —Me retiro con la bebé, en un rato le daremos de alta—
—Asi se la lleva a la nena, y me sentí pésame señores—(se van)
Mientras en el otro cuarto estaba Maria ya lista, atendida y ya arreglada, a ella le gustaba estar aquí, aunque su rencor crecía, no basto haberse entregado virgen a Elias, quería ser su esposa, viajar así como él.
Justo en el pasillo para ir a los cuartos, Armando seguía a la enfermera, aunque volteaba la señorita, tenia duda de él.
Armando, —Buenas, disculpe—
Enfermera, —(se detiene) Buenas tardes joven, si diga—
Armando, —La bebé es de María Arias—
Enfermera, —Dejame ver, el historial de la paciente—
La enfermera observo el papel, cada hoja decía el nombre de María Arias, de 28 años de edad.
Enfermera, —Si, de María Arias, es la bebé—
Armando, —Gracias, soy el papá de la bebé—
Enfermera, —Esta bien, puede acompañar—
Armando, —Gracias señorita—
La enfermera lo mira y a la vez a la bebé, y siguió su camino hacia el cuarto donde está María.
Cuando llegó la enfermera con su hija y a lado Armando su esposo, María evito haberlo visto llegar a Armando.
Enfermera, —Señora aquí está su bebé—
Maria, —Deje a esa bebé en el coche aún—
Armando, —Amor no piensa darle de comer a nuestra hija—
Maria, —Por favor se puede retirar—
Enfermera, —Le dejo, ¡Dele de comer!, permiso señor—
Cuando se fue la enfermera ambos se quedaron solos, se miraban los dos, en vez a cuando Armando miraba lo pequeña que era la bebé.
Maria, —Te diré la verdad—
Armando, —Ya lo sé, no es necesario que me lo digas, no puedo tener hijos—
Maria, —¡¿Qué?!,cómo sabes eso—
Armando, —Bueno hace dos años lo sé, la papera que tuve de niño causó una
infección—
—Además sé que el padre de nuestra hija es de Elias Villanueva—
Maria, —Y no entiendo así, te casaste conmigo—
Armando, —María siempre te ame—
Maria, —Perdóname Armando, voy a ser la mejor esposa y madre de nuestra hija—
Armando, —Te diré también que tú hermana Gabriela—
Maria, —¿Qué tiene?, ella ahora—(fastidiada)
Armando, —Ella ha muerto, Gabriela ya no está viva—
Maria, —No, puede ser—(triste)
Armando, —Me sentí pésame, amor—
Ambos se abrazaron por el dolor que perdió María, aquella perdida que en el fondo de ella no le importa tanto, así los días pasaron, ya a Gabriela la velaron en un velorio lleno de rosas blancas que son sus favoritas en vida y ahora en su despedida, y fue enterrada con dolor en el corazón de tres personas que la ama tanto.
Su madre Celeste que perdió a su última hija, que la acompaño en todo, ahora ella está en su despedida, su esposo Alfonso que aún no se recupera haberla perdido para siempre.
Y su hijo Gabriel que tiene que ser fuerte y no llorar delante de su padre, pero llora por dentro aunque tenga 6 años es muy listo.
Le dieron de alta a María en tres días después, así que ella se fue con su bebé a la casa de su mamá, mientras su hermana ya tenía una lápida, ya estaba enterrada, Alfonso estaba tan triste por la pérdida de su esposa.
María ya estaba en la casa de su mamá, con su bebé que aún no tenía nombre, su madre la recibió a su única hija que queda viva.
Celeste, —Bienvenida hija, y mi hermosa nieta y Armando pasan—
Armando, —Señora disculpe que volvimos a molestar en su casa—
—Es que perdi mi apartamento, y si pudiera vivir con mi esposa y mi hija aquí, yo ya me iría a vivir a otro lugar—
Celeste, —Hijo, bienvenidos sean los tres, viva conmigo, otra vez (sonríe), me das a mi nieta, ¡Quiero cargarla!—
María, —Esta bien mamá, con mucho cuidado en cargarla—
Así que la abuela Celeste la cargó, miró lo pequeña que es, su tez blanca y muy hermosa, y verla le lleno el corazón.
Celeste, —Su rasgó muy claro en su piel, y su cabello se está poniendo castaño oscuro, hija, ¿Por qué es tan pequeña?—
María, —¡Mamá!, no todos los bebés son iguales—
Celeste, —Ver a la bebé de tú hermana, está robusta su niña—
Armando, —Seguro que las vitaminas en el embarazo causaron otro tipo—
Celeste, —Mi madre Josefina jamás tomó una pastilla de esas, que los médicos juran que es buena para el bebé y para la madre—
—Todo es una buena alimentación y cuidados adecuados—
María, —Tiene razón mamá, me iré a reposar ahora—
Celeste, —Anda hija, sube—
Armando, —Si—