La fea.

Era un mes de octubre, ambas hermanas tanto María como Gabriela están aún embarazadas, así seguramente dará a luz en el mismo dia. Este nacimiento es para María su primer bebé que espera, y Gabriela es su segunda bebé, ya tiene un hijo de 6 años de edad. Ambas son hijas de Celeste Lazos esposa de Manuel Arias, que le abandono a ella por otra mujer, su madre Celeste solo le contó a sus hijas, que su padre murió en la guerra, aunque todo eso sea falso. Ahora sus hijas están casadas y formaron una familia cada una, y todo eso es lo mejor para Celeste, aún vive con María que se casó con Armando, un buen hombre taxista y albañil en este instante está en la casa. Celeste, —Hija, voy a misa, ¿Quieres venir?— María, —Mamá, sabes que no soy creyente— Celeste, —Si hija, bueno te dejo entonces— María, —No demores mucho— Celeste, —¡Si, hija!, no lo hare trataré de venir rápido, además voy orar por ti y tu hermana— María, —Gracias mamá—(eso le desagrada) María vio que su madre se marcho ya, que comenzó a sacar sus alhajas que se había comprado con la plata que Armando le daba para sus controles prenatales. Estaba completamente sola, hasta que le dió los dolores de parto, era tan seguido que tomo su cartera y salió rumbo a la clínica mas cercana. Mientras en la casa de Gabriela y Alfonso tienen una vida dichosa y amorosa, al lado de su hijo mayor Gabriel de solo 6 años de edad. Perla, —Hijo, te veo muy feliz— Alfonso, —Como no serlo mamá, Gabriela ha llegado a mi vida— Perla, —Gabriela es muy diferente a Maria— Alfonso, —Si, tal vez por eso jamás me fijé en ella— Perla, —Aunque hubiera estado con ella, pero bueno eso jamás paso— Alfonso, —¡Mamá, basta!, María es diferente, pero no es mala, no es por defenderla— —Además es hermana de mi esposa y Gabriela ama a su madre y hermana— Perla, —Tiene razón hijo, Celeste es también tan buena, pero María, lo siento, hijo— Alfonso, —Lo se mamá, no te preocupes— Perla, —Gabriela se ve radiante y muy tierna ahora mismo— —¡Oh, su barriga, de Gabriela!, se nota que será niña— Alfonso, —Sea niña o niño le estamos esperando felices— Perla, —Si hijo, y ya está mejor Gabriela— Alfonso, —Dice que si, pero a veces se cansa ella— Perla, —Debe ser el embarazo, hijo— Hasta que a Gabriela le comenzó a doler el vientre y tener ya las contracciones, Alfonso se puso feliz al llegar su bebé y Gabriela está tan emocionada. Gabriela, —Amor ya, por fin todo está listo— Alfonso, —Te acuerdas nuestra primera vez, cuando nació Gabriel— Gabriela, —Jejeje si te había olvidado la maleta de él— Alfonso, —Ahora ya estoy listo amor— Perla, —Hijo, vamos ya, le dije a la servidumbre que vele a Gabriel— Gabriela, —Gracias suegra, disculpe mamá— Perla, —Vamos ya, no, a qué esperar mas— Alfonso, —Subamos al auto ya— Así ambas hermanas tendrán a sus hijas, en el mismo día, mientras en la calle está María caminando sola, le había dado las contracciones para dar a luz. Ahora que se había gastado la plata en tonterías, y porque no tenía plata para tomar un taxi, aguantaba tanto los dolores de parto para no parir en plena calle. Mientras Gabriela, hermana de Maria se había casado con un hombre millonario, lo tenía todo a su alcance, justo ambas iban a dar a luz en el mismo día y mes. Hasta que cansada llego Maria al hospital más cercano, en ese mismo instante el auto llegó también, y Gabriela con su esposo Alfonso Sotomayor y su madre de él, Perla Herrera. Alfonso, —Amor, soy el hombre más feliz de este momento—(en el carro) —Nuestra bendición llegara ya, por fin la veremos— Gabriela, —Amor, siempre te voy amar y a nuestros hijos igual—(saliendo del carro) Alfonso, —Mi bella esposa, te amo— Al salir del carro, les ayuda los enfermeros asignados en emergencia, le trae una silla de ruedas para que sea llevada a sala de parto. Perla, —Mi dulce Gabriela, esa de ahí es tú hermana—(afuera del carro) Gabriela, —(voltea) ¡Si es ella!, ¡Por favor amor ayúdale!— Alfonso, —Amor, primero es nuestro segundo bebé y tú, lo principal— Perla, —Anda hija vaya a dar a luz, yo le ayudaré— Alfonso, —Amor no te preocupes por Maria, mi madre la ayudará a ella— Gabriela, —Gracias, mamá Perla— Perla, —Eres una bendición en nuestra vida— Se llevan a Gabriela hacia adentro de la clínica y atrás Alfonso la acompaña a su esposa, aunque él pequeño Gabriel se quedó con una niñera asignada. Doña Perla hace lo que prometió a Gabriela, se acerca a la recepción, dónde está María Arias, que también iba a dar a luz. Recepcionista, —Señora, usted no es cliente de este hospital— Maria, —Por favor, ya no aguanto más, los dolores— Recepcionista, —Lo lamento mucho, vaya a otro lugar— Maria, —¡Mi bebé así va a morir!!—(triste) Recepcionista, —Buenas tardes señora— Perla, —Buenas tardes señorita y Maria; señorita haga el favor de ayudar a la señora— —Yo pagaré todo, además es hermana de mi nuera— Maria, —"Gracias señora Perla"— Perla, —(le sonríe) No te preocupes, llamaré a tu madre y a tu esposo— María, —Gracias señora Perla— Recepcionista, —Esta bien, llamaré para que le lleve, a la sala de parto— Maria, —¡Gracias!—(llora) Así Maria entró en aquel exclusivo hospital para dar a luz a su primera hija, y su hermana Gabriela ya estaba lista en sala de parto. Pero se sentía mal, quería decirle aunque quería tener primero a su pequeña en sus brazos. Enfermera, —Señora le podré suero, se siente bien— Gabriela, —Si señorita, prosiga— Tanto María también estaba en la sala de parto, ya estaba con la bata puesta, se había acostado entonces. Doctor, —Señora, empujé cuando le indique para el nacimiento de su bebé— Enfermera, —Señora, está escuchando— María, —Si, yo haré también la labor— Enfermera, —No se ponga nerviosa— Entonces María empujó cuando le indicaron, no se quejo y nada, aguanto los dolores del parto, hasta que lloro su bebé. Doctor, —Felicidades señora, es una niña— Enfermera, —¡Qué linda bebé!, mire señora sana— María, —¡Por fin nació!, ahora estaré tranquila y haré mi vida— También en ese momento nació la bebé de Gabriela, ambas hermanas tuvieron en el mismo día nacieron sus niñas bellas, tanto hija de Gabriela y de María llegaron en el mismo momento al mundo. Ambas hermanas tenían a sus hijas en sus brazos, María solo la miraba a tenerla en sus brazos, Gabriela tenía en su brazo le daban besos estaba tan dichosa, llena de alegría inmensa. Hasta que Gabriela le comenzó a doler el pecho, no soporto le dolía el corazón, le estaba dando un infarto, la enfermera logró agarrar a su hija antes que caiga al piso. Doctor, —Llame al especialista de cardiologia— —Mientras nosotros haremos lo posible de ayudarla— Enfermera, —Doctor la paciente se ha desmayado, y su respiración es muy lenta— Doctor, —¿Dónde carajo está el médico?— Lamentablemente el cardiólogo estaba en el otro pasillo, al llegar el médico asignado hizo lo posible de revivir a Gabriela ya era muy tarde, ella murió ahí en la sala de parto, su bebé lloraba por perder a su madre. Doctor, —Hora de la muerte 11:50 am, y debe dar la mala noticia a su familia— Enfermera, —¡Pobre bebé!— Cardiólogo, —Tendría que aprender a vivir sin una madre— Doctor, —Eres médico y te comportas asi— Enfermera, —¡Por favor!, tenemos a una mujer sin vida y su bebé aquí— —Solo soy enfermera, pero tenemos respeto— —Doctor Ruiz hizo lo posible que viva, y el doctor Contreras llegó lo antes posible— —Lamentablemente ella no resistió y por favor respeto a las dos— Doctor, —Disculpe señorita, limpiemos a la mujer— Doctor Contreras, —Disculpe enfermera, y doctor, seré yo la que daré la noticia— Doctor, —No te preocupes, vaya a su consultorio, doctor Contreras, seré yo es mi trabajo— Ambos medicos dejaron su indiferencia e hicieron sus respectivos trabajos, y avisaron también a la familia de su perdida.