Los Hermanos Pearce

~Damián Pearce~ Verla dormir era un placer inigualable, su pelo corto se esparcía como una gran mancha negra sobre la almohada. Parecía un ángel y yo el demonio que la acechaba, muriendo por tenerla, por poseerla. Quiero ser yo el que quite cada inocencia de ella, que mi aroma este marcado en su piel, para que cada hombre que se le ocurra acercársele, sepa que ella me pertenece. Ella me ha vuelto loco, completamente a su merced, haría lo que fuera por ella. Yo mataría por ella. Quisiera que al menos ella se fijara en mí, que no me viera como algo más. Que se diera cuenta de cómo me trae, de cómo muero cada día por ella. Quiero tenerla solo para mí, que cada sonrisa, cada mirada y cada palabra, sean solo para mí. Mi amor por ella va más allá de lo moral y lo cuerdo. (...) ~Lucían Pearce~ Su maldita sonrisa hace que valla al mismísimo infierno. Su cuerpo me hace pecar. Sus labios solo me hacen desearla más. Ella no sabe lo que causa en mí, en todas las cosas repugnante que me he imaginado hacerle. No, ella no lo sabe. Porque si lo supiera ni siquiera me dirigiera la mirada. Tampoco sabe cuándo me cuelo en las noches a su habitación, ni el cómo me masturbo imaginando que son sus manos la que rodean mi falo. No, ella no lo sabe. Porque si lo supiera, si tan solo supiera todo lo que hay en mi perversa mente, ni siquiera me dirigiera una puta sonrisa. Por ella mataría, iría hasta el fin del mundo si ella me lo pidiera. Mi amor por ella va más allá de lo moral y lo cuerdo.