Mientras la pelirroja se dirigía a donde su hermano, iba pensando en todo lo que había platicado el día anterior con Olivia, sintiendo su corazón mucho más ligero.
Todo ese tiempo había querido de cierta forma sacar de sus sistema lo de Harry, pero no sabía ni cómo empezar, la creciente incomodidad entre ellos lo había hecho más difícil, pero en fin, Olivia tenía razón, no podía seguir comportándose como una idiota, y dejándola en medio de todo eso, tenía que arreglarlo.
Perdida entre sus pensamientos, ni siquiera se dio cuenta de en qué momento había llegado hasta la puerta de su hermano.
Tocó una… dos… tres… veces, pero no hubo respuesta alguna del otro lado, por lo que decidió entrar como Pedro por su casa.
El cuarto de Carter era igual al suyo, las únicas diferencias eran que en vez de un escritorio de cristal había uno de madera, su closet era la mitad de grande que el suyo, y los colores que la adornaban era gris claro, casi blanco, y azul petróleo.
En cuanto vio la maraña de cobijas en medio de la enorme cama una sonrisa maliciosa se dibujo en sus labios justo antes de saltarle encima.
-¡Carthy!…- gritó la pelirroja mientras se aterrizaba sobre el bulto, aplastándolo con todo su peso- ¡dice mamá que despiertes!…- seguía aplastando lo que sea que estuviera debajo de ella
-m…m….m…m…- solo se escuchaban quejidos ahogados que provenían debajo de la bola de cobijas
-¿Qué dijiste?- preguntó riendo como loca
-¡Que te quites!… ¡Y deja de llamarme Carthy!- gritó fastidiado, aventando las cobijas junto con su hermana a un lado
-Hay… que genio- se estaba poniendo de pie entre risas- mamá quiere que bajes a desayunar… y ¡vístete pervertido!…- grito mientras arrojaba un cojín al pecho de su hermano
Frente a ella yacía un Carter medio dormido, el cual solo traía puestos unos pantalones de pijama lo suficientemente cómodos para dormir, lo que dejaba una muy buena vista de su marcado abdomen.
-En todo caso, si no quieres verme “desnudo”- hizo comillas con los dedos- no entres así- se encogió de hombros todavía un tanto adormilado.
-¡Pues es que si te toco no me abres!…- se quejo- aparte fueron ordenes de mamá- dijo mientras se cruzaba de brazos
-¿Y tu desde cuando obedeces a mamá?- su tono era un tanto socarrón, la conocía muy bien, y sabia que no obedecería a sus padres nada mas así porque sí
-Pues desde que no quiero que me castigue más tiempo…- respondió como si fuera muy obvio
-Cierto… te dije que no era buena idea que te escaparas…- una pequeña risita nasal burlona salió de su boca- aparte escuche que te acompaño tu “chicle”- se refirió a la castaña- ¿no es verdad?- frunció el seño
-Pues… si y no… mmm… algo así- sabía que tenía que contarle, pero antes tenía que organizar sus ideas, para evitar que se le fuera la lengua respecto a el verdadero motivo por el que se había escapado
-A ver ¿Cómo, cómo?… no creo estarte entendiendo- ladeo la cabeza y frunció el seño ante la confusa respuesta
-Sí… o sea… sí me escape, pero eso fue porque ya me había hartado de estar encerrada, Olivia no tuvo nada que ver, es más, ni siquiera sabía que seguía castigada- aclaro rápidamente antes de que su hermano hiciera algún tipo de acusación en contra de su amiga, argumentando que la había ayudado.
-Yo no dije nada- respondió el pelinegro con las manos alzadas y cara de “soy inocente”
-¡Bueno… solo digo!- continuo- en fin, aproveché que papá viajó, investigue su agenda y cheque a qué hora iba a tener su reunión, porque cada que tiene una apaga el celular y lo vuelve a prender hasta que termina, así que use ese tiempo para decirle a mamá que ya me habían levantado el castigo.
«¡Esto es increíble!» se dijo
La cara de Carter pasó de estar en blanco a estar con los ojos y la boca cada vez más abierta
-Eso explica porque llamaste a Ed en vez de ir en auto- el chofer-, y también porque mamá estaba bastante enojada cuando llegó, lo primero que hizo, en vez de saludarme, fue preguntar dónde estabas- dijo algo perplejo y un poco indignado- ¡Después de eso el pobre de Ed me marco para preguntarme si lo iban a acorrer! ¡Por tu culpa!
-Si… lo siento por eso…- realmente lamentaba el haber metido en problemas a Ed- pero bueno… el punto es que después le llame a Olive y le dije que la veía en el centro comercial, regresamos aquí, la lleve a su casa, regresé y mamá… bueno ya sabes el resto- soltó rápidamente, refiriéndose al regaño de una hora que le dio su madre, aunado a otro mes de castigo.
Al muchacho parecía que se le iban a saltar los ojos, y es que si le hubieran dicho que las vacas volaban hubiera estado menos sorprendido, no podía creer lo que su hermana acababa de decir y menos aun, con esa desfachatez.
-¡¿Y lo dices así nada más?!
-¿Y qué quieres que haga?… ¿Qué llore?, eso no va hacer que me quiten el castigo
«Claro que no le iban a quitar el castigo» es más si hubiese sido por él la encerraba un año, no es que el fuese mucho mejor que ella, pero en su vida se habría atrevido a mentirle a sus padres de esa manera, y creía que ella tampoco, pero veía se había equivocado.
-Hay… Alex- estaba agitando la cabeza de lado a lado negando- tu no entiendes ¿verdad?
-Mejor olvídalo ¿sí?- dijo mientras caminaba un tanto veloz hacia la puerta- ¡vístete…- grito antes de salir corriendo y que el cojín que había aventado su hermano se estrellara en algún lado de su cuerpo-…y baja a desayunar!…- terminó de decir detrás de la puerta
Prefería huir, antes que seguir siendo interrogada, su hermano era demasiado perceptivo y quisquilloso, si seguían hablando se iba a dar cuenta de que estaba omitiendo varios detalles, así que para evitarlo se apresuro a bajar para acabar de desayunar e irse a encerrar de nuevo a su cuarto.
Por otro lado Carter, quien había decidido tomar una ducha para acabar de despertar, ya estaba saliendo del baño cambiado y con el cabello escurriendo aún un poco.
Quería darse prisa, aprovechando que había cancelado sus planes para el domingo, no quería desperdiciar su día, ya había decidido ir a recoger el anillo de compromiso, con el cual pensaba pedirle matrimonio a su novia.
Solo de imaginárselo se le formaba una estúpida sonrisa en la cara, estaba enamorado hasta los huesos, para él no había una mujer más dulce, comprensiva y perfecta que Serena Owen.
Aunque aun había un pequeño detalle que seguía inquietándolo, al parecer a Serena no le caía bien Olivia -o tal vez era al revés, ya no estaba muy seguro-, la tensión que se formaba cada que las veía juntas día a día iba en aumento desde que las había presentado hace ya tres años.
La castaña era su amiga desde hace mucho, pero Serena era la mujer con la que se iba a casar, y que se iba a convertir en su esposa, su familia. De cierta forma se sentía como si estuviera entre la espada y la pared.
Evitaba que las dos se encontraran cada que había reuniones en las que coincidían, e incluso a veces prefería ni pararse por ahí, con tal de evitarse un mal rato.
Los problemas entre ellas dos habían comenzado desde que se conocieron, ese día habían decidido celebrar por partida triple, Olivia ya era mayor de edad –cumplió dieciocho ese año-, había aprobado el examen a la Universidad de Boston, en el departamento de Bellas Artes, y él por fin le iba a presentar a su novia, pero no se imaginó lo que pasaría entre ellas a partir de ese momento…
-Carter esa muchachita no me agrada para nada- había soltado un tanto inquieta su novia
-¿A qué te refieres?- que le dijera algo así tan de repente lo había confundido
-Pues que parece que no le agrado, sé que es tu amiga, pero…- denotó un poco de molestia en su voz
-No sé de que hablas
-No me da buena espina- esta vez su tono había cambiado, a uno más “vulnerable”- lo de la cerveza de hace rato, estoy segurísima de que lo hizo al propósito
Se refería al pequeño incidente que ocurrió más temprano, cuando estaban llevando las cervezas a su mesa. La que las había recibido y repartido había sido Olivia, pero justo cuando le estaba pasando la suya a Serena, resbaló de las manos de la menor salpicándola un poco y ensuciando parte de su ropa.
Lo que nadie sabía era que eso no había sido ninguna coincidencia o accidente, Serena sabía muy bien lo que hacía cuando permitió que la cerveza resbalara, dejando como culpable a Olivia, solo estaba buscando una excusa perfecta para que Carter se alejara de ella y estaba segura de que iba por buen camino, una vez implantada la semilla de la duda nada volvería ser igual entre ellos.
A pesar de nunca haberla tratado, Carter hablaba todo el tiempo de Olivia, incluso más que de su propia hermana, cosa que había despertado alarmas por todos lados para Serena, eso acompañado de algunas actitudes sospechosas que había notado desde que comenzó el nuevo año escolar, como quedarse viendo a la nada completamente embobado o inventarse excusas solo para ir a saludar a la menor hasta su edificio, el cual quedaba bastante lejos del de Administración de Empresas.
Poco a poco Serena había ido reconociendo a la chica como su enemiga, por lo que haría todo lo que estuviera en sus manos para hacer que Carter no tuviera ojos para nadie más, así tuviera que mentirle o llevarse a la castaña entre las patas.
Para ella Olivia ya lo tenía todo, tenía amigos, una familia que le daba una muy buena posición económica y una belleza natural que combinaba perfectamente bien con la dulzura y sinceridad de su personalidad; tenía una vida perfecta.
Olivia tenía todo lo que Serena quería, y la única manera de obtener lo que quería era por medio de Carter, no iba a dejar que se quedara con su boleto a una vida más cómoda, Carter tenía que ser solo suyo a cualquier precio.
-No lo creo amor, yo pienso que la mal interpretaste, todos vimos que fue un accidente, a parte… se disculpo y se veía muy apenada… créeme la conozco- se apresuro a aclarar el ojiazul con un tono bastante calmo, mientras abrazaba a su novia por la cintura
No entendía la actitud de su novia, no tenía más de dos horas desde que habían llegado al bar y se habían juntado todos, según él todo iba perfectamente bien, hasta que su novia le había pedido amablemente que la acompañara un momento para hablar, o mejor dicho, quejarse de la menor, aunque por más que le diera vueltas no se podía imaginar a Olivia haciendo algo así adrede.
-¿No me crees entonces?- pregunto como si fuera una niña pequeña encogiéndose más entre sus brazos
Eso hacía que Carter la viera como alguien vulnerable, a quien debía proteger y no soltar jamás.
«Es que esta mujer me vuelve loco»
-Claro que si te creo… es solo que se me hace raro… la conozco desde hace años, y ella no es así, yo pienso que realmente fue un mal entendido… -en su vida había visto a Olivia tratar mal a una persona, por lo que no dudaba que su novia hubiese malinterpretado lo que para él fue un simple accidente- ¿Por qué no mejor vamos allá adentro e intentamos seguir la fiesta, bebé?- insistió, no quería que se arruinara la noche- Y si la veo tan solo una vez tratándote mal yo mismo me hago cargo, ¿Qué te parece?- le sugirió con las cejas alzadas y una pequeña sonrisa
-Está bien, pero no te vayas a poner de su lado he…- dijo con un puchero, poniéndose en puntillas para dejar un pequeño beso sobre los labios de su novio
-Claro que no… te juro que si lo vuelve hacer le dejo de hablar ¿sí?- solo lo había dicho porque estaba seguro de que eso jamás sucedería.
-Bueno- contesto rápidamente mientras lo tomaba de la mano y caminaban juntos hacia la entrada
Mientras se encaminaban hacia el interior del local una enorme sonrisa triunfal se dibujaba sobre la cara de Serena, quien no pensaba descansar hasta que “esa” ya no se acercara a Carter.
Lo que Carter ignoraba era que el tipo de situaciones como la del bar se iban a seguir presentando encuentro tras encuentro, por lo que comenzaba a dudar si su novia realmente estaba viendo cosa.
El colmo fue seis meses atrás, cuando estaban en una fiesta para celebrar el cumpleaños número veinticuatro de Harry, ese día estaba más que decidido a ver si lo que decía su novia era verdad.
En ese entonces se estaba planteando la idea de pedirle matrimonio, por lo que si era cierto no iba a dejar que nadie tratara de esa forma a su futura esposa, fuese Olivia o no.
En ningún momento le quito los ojos de encima a su novia, y mucho menos cuando estaba Olivia cerca.
Si era verdad la iba agarrar infraganti, pero si no, trataría de convencer a Serena de que le diera una oportunidad a su amiga y viera que no era como pensaba…
-¿Quién va por los platos?- pregunto Alex, mientras partían el pastel, al que recién le habían apagado las velas
-Yo voy- se ofreció la castaña
- Yo te ayudo- dijo Serena de una manera muy amigable, mientras el ojiazul las observaba muy de cerca
Dentro de la casa las dos chicas fueron directo a la alacena para tomar los platos de cerámica
-Yo me llevo estos- dijo Olivia mientras cargaba la mitad de platos- y tú aquellos ¿Vale?- señaló con una pequeña sonrisa la otra pila de platos
De lo que no se había dado cuenta la castaña y la pelinegra sí, era que Carter había entrado a la casa detrás de ellas, ese era su momento de actuar una vez más.
-Olivia, ¿puedes sostener los míos un segundo?, es que olvide mi teléfono en la barra- dijo amablemente justo cuando iban cruzando la puerta de la cocina
-Claro
La pelinegra le extendió los platos, para apilarlos sobre los que la otra ya llevaba en las manos, pero antes de que pudieran llegar a la altura correcta los dejó caer.
En cuanto sucedió Serena puso la cara más sorprendida e indignada que pudo, como no creyendo lo que tenía enfrente.
-Olivia, si no querías sostenerlos me hubieras dicho, no me costaba nada regresar luego por mi teléfono- le reclamo mientras se agachaba a recoger los pedazos de porcelana rotos
-¡Lo siento mucho de verdad!- a la menor casi se le salen los ojos y el corazón cuando vio todos los pedazos de porcelana en el piso- yo… te juro por Dios que no quise hacerlo, fue un accidente
Estaba tan preocupada de que Serena no se fuera a cortar, que dejo los platos que traía en las manos sobre el piso y comenzó a recoger los filosos trozos con sus propias manos.
Realmente creía que había sido culpa de su increíblemente estúpida torpeza.
Pero no era la única, a lo lejos Carter también había sido testigo de la escena, y por cómo se veía desde donde él estaba, aunque no quisiera, casi podría asegurar que Olivia lo había hecho al propósito.
En el momento que vio a las dos chicas agacharse a recoger los destrozos se apresuró a buscar algo con que limpiar, no quería que ninguna se lastimara las manos.
La cereza del pastel había sido cuando una ebria Alex le había dicho que cada que veía a Olivia lo hacía de una manera especial, tanto que parecía que estaba enamorado, pero eso no le afectó, todos estaban más que acostumbrados a la imprudencia de Alex, lo que sí lo desbalanceo fue lo que le dijo después…
-No entiendo porque sales con Serena, es una linda chica y todo… pero estoy segura de que no te quiere tanto como nuestra pequeña Olivia…
«No me quiere tanto como Olivia» ¿A qué se refería?
Si era lo que pensaba, su novia había tenido razón todo ese tiempo, ya le había dicho en varias ocasiones que tuviera cuidado porque Olivia gustaba de él, que esa era la razón del porque la trataba tan mal.
Y aunque él la ignoraba, porque estaba seguro de que esa era una completa locura, Alex sabía todo sobre Olivia, por lo que era muy probable que esta vez no fuese solo un desvarío de su hermana.
«¿A caso Serena tenía razón?»
De ahora en mas tendría que andarse con pies de plomo respecto a la pequeña castaña, intentaría mantener su distancia, al menos hasta que todo se aclarara, no quería que su novia siguiera pasando más malos ratos por su culpa, o mejor dicho, por culpa de Olivia.
A partir de ese día Carter hacia de todo para no hablar o ver a la Castaña, o al menos, no más de lo estrictamente necesario, a veces incluso sentía que era algo brusco, pero era la única manera de que todo estuviera en calma.
Dejando todo aquello de lado, decidió bajar a desayunar para salir lo antes posible, ya ansiaba que llegara el gran día, para gritar a los cuatro vientos que Serena Owen iba a ser su esposa.
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