En los pasillos de la Academia Internacional... Emir caminaba por los corredores de mármol con su maletín en la mano y una hoja que contenía su horario de clases, tratando de orientarse en el laberinto de pasillos elegantes que componían la academia más exclusiva de Dubái. Sus ojos estudiaban cada puerta, cada número, buscando desesperadamente el salón 4to B. Se acercó a un grupo de estudiantes que conversaban cerca de una columna decorativa, y con la cortesía que Nina le había enseñado, preguntó: —Disculpen, ¿podrían decirme dónde queda el salón de cuarto B? Los muchachos lo miraron de arriba abajo con esa expresión de superioridad que habían perfeccionado durante años de saberse parte de la élite. Uno de ellos, un adolescente de cabello rubio y actitud particularmente arrogante, le r

