Los músicos, ubicados discretamente a un lado, comenzaron a tocar. El ritmo del derbake, el tambor tradicional, marcó el inicio de la danza con un pulso hipnótico. Salomón dio la señal con un movimiento brusco de su cabeza, y la línea de bailarines comenzó a moverse como un solo organismo.
El dabke, danza guerrera originaria del los paises árabes, combinaba precisión militar con expresividad artística. Los bailarines, conectados por brazos entrelazados sobre hombros, creaban una cadena humana que simbolizaba unidad y fuerza compartida. Sus pies golpeaban simultáneamente el suelo en un patrón rítmico que resonaba como truenos controlados, cada impacto perfectamente sincronizado con el palpitar del derbake.
Abdullah, desde su mesa privilegiada en primera fila, observaba con admiración apen
