Laura se despertó primero y fue a buscar un refrigerio. Estaban solos y ella estaba en camiseta. Su vestido estaba destrozado en el suelo. Se sobresaltó cuando vio a Pedro en la cocina guardando unas cajas. Laura gritó, Pedro volteó a ver el motivo del grito. Pero al darse cuenta de que ella no estaba vestida adecuadamente, se dio la vuelta. - Lo siento, Laura. Ella no aceptaba que él la llamara Señora o patrona. - El patrón me mandó a que guardará estas cosas que traje de la ciudad. La voz que respondió a la espalda de ella le advirtió que estaba en problemas. - Mande, Pedro y ya le dije Laura que no anduviera así por la casa. - Vine a buscar un refrigerio. - Lo sé. El joven se despidió sin mirar en dirección a ella, sabía que el jefe no era amable, pero no lastimaría a su esposa

