La mente de Corantin volvió lentamente al presente tras rememorar sus años escolares. Volvió a fijar la mirada en la mujer, todavía a cuatro patas frente a él. La furia en su rostro había dado paso a una conmoción absoluta. "Entonces, ¿a la autoproclamada 'hermana' le importaría decirme tu nombre?", se burló Corantin. —Maestro, creo que podría ser mi hermana gemela. Pero no la he visto desde que me capturaron, así que nunca hablé de ella —respondió Emily. —¿Ah, sí? Bueno, «hermana», ¿cómo te llamas? —preguntó Corantin de nuevo. Después de un silencio incómodo, la mujer finalmente se puso de pie. "Vallerie. ¡Me llamo Vallerie!", declaró la caballero. Sin decir palabra, Corantin observó la reacción de su criada. —Maestro, este es en efecto el nombre de mi hermana. Parece que realmente

