Capítulo 2.

1910 Palabras
Gian suspiró al sentir los labios de Joon Ho separarse de los suyos. Su estómago se apretó cuando al abrir los ojos se encontró con la suave mirada de su esposo. Era como si él le dijera que tampoco quería irse, pero no podía quedarse porque eran las órdenes del rey, debía de partir junto con el ejército. No podía negar que tenía miedo de lo que pudiera sucederle, por lo que había tenido que callar cada una de sus quejas desde que la noche anterior su esposo, luego de regresar del cuartel, le informó sobre aquella “misión” del rey. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Joon Ho tuvo que irse y, ciertamente en el pasado estaba feliz, pero en ese momento era todo lo contrario. —¿Cuándo vas a volver? —inquirió finalmente. —No lo sé. Gian bajó la mirada al suelo. Sus dedos apretaron la mano de Joon Ho que lo sostenía. Sentía que tal vez su esposo no debió subir a su alcoba para despedirse en privado de él, porque tal vez si estaba junto a su suegra y a su hijo, iba a sentirse con menos deseos de aferrarse y pedirle que no se fuera. —¿Es una misión peligrosa? —preguntó con algo de esperanza. —Lo siento, no puedo hablar de eso. Gian estuvo inconforme con esa respuesta, sin embargo, sabía que su esposo no podía decirle todo, ya que luego podía estar en problemas si alguien se enteraba que habló sobre los temas confidenciales. Joon Ho dio un paso más cerca de su esposo y lo atrajo en un apretado abrazo. Él tampoco quería irse, pero si no quería ofender al rey, no podía negarse cuando él lo había escogido personalmente. —La hija del rey va a casarse —dijo el soldado—su futuro esposo es de tierras lejanas. No explicó más, pero fue suficiente para que Gian entendiera de qué se trataba su misión. Lo miró sorprendido, porque hasta un momento atrás le dijo que no podía hablar sobre eso, pero estaba haciéndolo. —No puedes decírselo a nadie —le recordó Joon Ho. Gian asintió. —Debes regresar con bien —apretó sus brazos alrededor del soldado —tu familia estaremos aquí esperándote. Estuvieron abrazados un poco más hasta que Joon Ho anunció que era momento de irse. Los dos bajaron hasta la sala, en donde la despedida se sintió igual o más dolorosa que la de un momento atrás, porque a lo único que podía aferrarse, era a que, iba a regresar bien de esa misión, que sonaba más peligrosa de lo que el soldado mencionó antes, pero Gian eligió creer que esa era la razón de su partida, porque de otra manera, no habría podido dejar de aferrarse a su esposo. Cuando abrió la puerta de su casa, se sorprendió al escuchar la voz baja de su madre mientras hablaba con alguien. Por lo general ellos no tenían visitas, sin embargo, por el tono de su mamá, podía decir que sonaba no solo amable, sino hasta un poco feliz, como si la persona con la que estaba fuera alguien completamente de su agrado. Esa situación extraña despertó la curiosidad de Joon Ho, por lo que se acercó a la sala de estar. La primera persona a la que vio fue a su madre, lucía bastante cómoda sentada en el sofá, sin embargo, desde el ángulo en el que estaba no le permitía ver quién era su acompañante, lo que lo hizo muy infeliz porque lo último que quería era ingresar en la sala y saludar a quien sea que fuera la persona invitada. No fue hasta que su madre se inclinó hacia adelante para tomar la taza con té de la mesita de centro, que se dio cuenta de que él conocía a ese joven de cabello castaño y largo, que vestía el mismo uniforme de su instituto y le sonreía amablemente a su mamá. —Gian, ¿qué haces aquí? —preguntó Joon Ho. Ni siquiera se había dado cuenta de que su cuerpo se movió solo hasta entrar por completo en la sala de estar y, los ojos cafés del doncel se ampliaron cuando se posaron en él, como si estuviera sorprendido de verlo, pero rápidamente se cubrió de una máscara que lo hacía lucir tranquilo. —Joon Ho, es bueno saber que llegaste —dijo su madre como un regaño —pero sabes que es de mala educación no saludar a los invitados. —¿Qué haces aquí? —insistió Joon Ho, ignorando a su madre. Cada vez que no tenía una respuesta, se sentía más nervioso, porque el hecho de que ese doncel estuviera en su casa, no debería de significar nada bueno. Lo sabía desde que días atrás dijo aquella mentira del bebé solo para no ser golpeado. —Señora Geum Hee —habló el doncel con voz suave —debo irme. Se me hace tarde para otro compromiso. Gian le sonrió a Geum Hee, ignorando por completo a Joon Ho. —¡Gian! —insistió, sintiendo sus nervios de punta —¡¿te pregunté qué mierda hacías aquí?! —¡Joon Ho! —regañó su madre. Parecía que Gian no pudo escucharlo, porque tomó su mochila y luego de negarse a que Geum Hee lo acompañara a la puerta y de volver a despedirse de ella, con pasos rápidos se dirigió a la salida. Fue bastante evidente de que no quería estar en un mismo lugar que Joon Ho. —¿A dónde vas? —llamó su madre cuando lo vio con intenciones de seguir a Gian. Joon Ho regresó la mirada a su madre que a diferencia de un momento atrás, parecía bastante molesta. Dudó entre quedarse o ir detrás del doncel, porque quería saber lo que había ido a hacer a su casa, aunque ya lo suponía, lo que le hizo sentirse más nervioso que antes, ya que parecía que ese doncel iba a seguir repitiendo una y otra vez que ese hijo que decía esperar, era de él. —Joon Ho —la voz de su madre fue severa —tenemos que hablar. —Estoy cansado. No dijo más y subió las escaleras. Sabía que era cobarde huir de lo que sea que su madre quería decirle, pero no se sentía preparado para enfrentar el hecho de que ahora ella sabía lo que le hizo a ese doncel. Joon Ho se dijo que la próxima vez que lo viera, debería enseñarle a mantener su boca cerrada. —Joon Ho —llamó su madre ingresando a su habitación —esa no es la forma de comportarte con un invitado. Joon Ho maldijo mentalmente el no haberle colocado el seguro a la puerta en cuanto entró, de esa manera su madre no estaría dentro de su habitación y, quizás para cuando él volviera a salir de esta, ya se habría olvidado del tema de Gian. —No creo que Yu sea un invitado grato en esta casa. Se dirigió al armario y comenzó a buscar su ropa para cambiarse. —Tal vez no sea de tu agrado, pero el chico ha venido con buenas intenciones. Lo que hablamos de ti es importante… —¡¿Buenas intenciones?! Joon Ho se giró para ver a su madre. Dudaba que lo que hizo Gian fuera con buenas intenciones. Empezaba a creer que tal vez no sabía ni quién era el padre de ese bebé que decía llevar en su vientre y, ya que él había cometido un error, quería aprovecharse de eso. —¡Lo que ha venido a decir son puras mentiras! Giró y tomó una camiseta negra del armario, la lanzó a la cama y luego comenzó a quitarse la chaqueta del uniforme. Prefería la privacidad para vestirse, pero en ese momento era lo que menos le importaba. —¡Eso de que su hijo es mío porque yo lo violé, es mentira! Vio como los ojos de su madre se ampliaron e inmediatamente palideció ante sus palabras, en una evidente sorpresa, que le dijo que al parecer antes de que él hablara, ella no sabía nada sobre el tema. Joon Ho pensó que ella lo sabía. Que el doncel estuvo en su casa porque fue acusarlo con su madre. Quizás la quiso amenazar con no denunciarlo para que él se hiciera responsable de su hijo. Debido a su temor cuando vio a Gian junto a su madre, había asumido mucho y al parecer se había equivocado. Geum Hee se movió lentamente y se sentó en el borde de la cama. Parecía que sus piernas no podían sostenerla más, mientras su respiración se hacía más pesada. —¿L-Lo vi-violaste? —preguntó en un sollozo. —No —negó lo más firme que pudo. Joon Ho caminó de regreso al armario, porque no podía ver a su madre de esa manera por sus acciones. Por sí mismo ya se había dado cuenta de que lo que hizo estuvo mal, no necesitaba que las lágrimas de su madre también se lo recordaran. —Tuvimos sexo consensuado —dijo cuando ella no pareció creerle —pero… pero como no le creí que su hijo es mío, me amenazó con… con denunciarme… di-dijo que… que… ¡que me denunciaría por violación! Geum Hee quería creerle a su hijo, de verdad quería que lo que acababa de decir fuera verdad, pero no podía, no solo porque Gian no parecía ser un joven tan cruel y manipulador, sino porque, desde la muerte de su padre, Joon Ho había cambiado mucho, que incluso en el último tiempo ella sentía que no lo conocía. Era como si estuviera resentido con el mundo y hacer cosas malas estuvieran bien para él, por eso, sí creía que fue capaz de violar a ese doncel. Geum Hee no sabía si Gian fue a la casa con intenciones de hablar sobre el bebé, pero el poco tiempo que había estado ahí, nunca mostró intenciones de decir algo al respecto, por lo que para ella, era difícil imaginar que pudiera amenazar a Joon Ho con decir una mentira de tal magnitud si no se hacía responsable de su hijo. Cuando no se creyó capaz de seguir escuchando las mentiras de Joon Ho, se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. Necesitaba estar sola. Pensar con calma las cosas, porque al parecer iba a ser abuela y su hijo no tenía intenciones de hacerse responsable. Se detuvo junto a la puerta antes de salir y miró en dirección de Joon Ho, que estaba de espaldas a ella, fingiendo buscar un pantalón para cambiarse. —Joon Ho —habló con voz rota —él vino a decir que debería de contratar un tutor de historia para ti, porque los exámenes finales serán difíciles y pareces estar teniendo dificultades. Dijo que eres terco y que no me lo pedirías. Gian nunca me habló de un bebé. No esperó una respuesta y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. En la soledad de su recámara, Joon Ho golpeó con el puño la puerta del armario. Había sido un tonto que entró en pánico y, ahora su madre sabía del bebé, de Gian y de lo que le hizo, porque era evidente que ella no creyó su mentira. ¿Por qué demonios Gian aparecía a su alrededor solo para arruinarle su vida?
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