BLAIR
Despierto con un sobresalto, como si hubiera emergido de un sueño turbio y espeso. Mis párpados pesan una tonelada, y la luz que se filtra por el ventanal me ciega unos segundos. El aire es demasiado limpio, demasiado perfumado para ser un hospital común. Me toma un instante darme cuenta de dónde estoy. La sala brilla en tonos marfil y dorados, con cortinas gruesas que parecen recién planchadas, y un olor tenue a desinfectante que no logra opacar el aroma de flores frescas en un jarrón de cristal.
Me incorporo con lentitud, sintiendo un leve mareo. El colchón es demasiado suave, como si me hundiera en él. El uniforme de la universidad Kins Jefferson aún está puesto en mí, con el cuello ligeramente manchado. Apenas y toco mis labios cuando la memoria me golpea: Adeline. Ella y su ma
