Él se dejó llevar por un instante, pero pronto recobró la cordura y se alejó
-Debemos irnos -dijo con voz temblorosa
-¿Por qué deberíamos? ¿acaso no es nuestro destino estar juntos?
-Circe, aún tienes mucha que aprender, eres una niña
-¿Una niña? ¿Lo soy? ¡Mírame de nuevo!
-Lo eres, aún tienes mucho que aprender, y ahora soy sólo el director de la escuela de magia
Sonreí y me acerqué de nuevo, pero él dió un paso atrás
-¿Tienes miedo?
-Soy un hombre y tú una mujer, tú deberías tener miedo
-¿Miedo? por seguir mis impulsos y tomar lo que es mío. Ardí de rabia cuando aquella mujer se te insinuó frente a mí
-Debemos irnos -esta vez su voz era más severa -No quiero ser parte de este juego, no deseo que las cosas cambien, debes mantener la cordura.
-No sientes nada por mí
-Sabes l
