*CAMILLE* La noche avanzó, y mientras hablábamos, el ambiente se volvió más relajado. El hombre me escuchaba con atención, ofreciendo palabras de aliento y sabiduría. Sentí que estaba recuperando una parte de mí que había perdido, y aunque sabía que el camino hacia la sanación sería largo, estaba dispuesta a recorrerlo. Me desahogué, le conté todo sin decirle nombres. Finalmente, cuando la conversación llegó a su fin, el hombre se levantó y me ofreció su mano. —¿Quieres dejar de ser nueva? —¿Qué quieres decir? —Solamente quiero llevarte a lo desconocido. —lo medité, realmente a eso vine a conocer cosas nuevas. —Va a doler. —añadió, abrí los ojos por la sorpresa de sus palabras. —Depende, soy muy bueno haciendo que las mujeres se sientan complacidas. —¿Eres un prostituto? —de inmedi

