ORIANA
Miro mi escritorio, asegurándome de no haber olvidado nada. Aunque, en realidad, tampoco tenía nada valioso aquí.
Desde antes incluso de mi primer día en ThornvaleTech, vi mi tiempo aquí como algo temporal. Un medio para un fin. Nunca tuve la intención de echar raíces, y ahora me alegra no haberlo hecho.
—¿Qué pasó? —pregunta César, acercándose—. ¿Te vas?
Asiento, tragando con fuerza.
—Sí. Me voy.
César me mira y su expresión se suaviza.
—¿Es por Leandro?
Debe de haber rumores circulando sobre nosotros. Quién sabe qué estará diciendo la gente.
Incluso antes de que regresáramos de Hawái —yo en un vuelo comercial que pagué por mi cuenta— ya había entregado mi renuncia en ThornvaleTech.
No sabía si Leandro tenía intención de despedirme o no, pero supuse que no valía la pena e
