KELLAN Mientras se acercaba la presentación, peor me sentía. Apoyé la mano en mi cuello y la giré, tratando de liberar algo de tensión. Tenía las manos sudorosas y froté una palma contra mis pantalones mientras conducía, luego la otra, intercambiando manos en el volante. Mi mente giraba. Tal vez eso se debía al alcohol que acababa de consumir. Había sido una estupidez beber, estaba en la carretera y a punto de dar una presentación que dictaría el futuro de mi empresa, pero mis emociones habían estado por todos lados y esa era la única forma que tenía para controlarlas. El alcohol había sido mi muleta por mucho tiempo. No tanto como para ser un problema, pero sí era seguro decir que no tenía una forma saludable de lidiar con cosas que no podía controlar. Entre el alcohol y el trabajo, lo

