Capítulo 3

1904 Palabras
Miraba con impaciencia el reloj de mi muñeca, faltaba una hora para que terminara mi turno y pudiera irme a casa, necesitaba tirarme en el sofá a descansar mientras veía alguna mala película, hasta quedarme dormida. Después de aquellos encuentros con Dante, no lo había vuelto a ver, cosa que me tranquilizaba, cada vez que nos veíamos él insistía en querer acostarse conmigo o decía que reprimía mi deseo de estar con él, eso desencadenaba que termináramos discutiendo. Cada vez que me tocaba, miraba con esos malditos ojos azules color cielo, tan hipnotizantes o estaba cerca de mí, un extraño sentimiento me atacaba, suspire caminando con las manos en los bolsillos por los tranquilos pasillos del hospital, escuché los pasos apresurados de alguien acercándose, me giré encontrándome con una enfermera la cual se veía estresada. – ¡Dra. Montgomery!, ¿ha visto a la doctora Payne?–preguntó con la respiración agitada, cargada con varios botes de alcohol, los cuales se cayeron – No, ¿pasa algo?–me agaché a recogerlos por ella – Gracias–dijo agarrando los que le entregué– El Dr. Smith la busca dice que es algo urgente, no tengo tiempo para buscarla, debo llevar esto al almacén, si la ve, ¿podría decírselo?– – Claro, mira ahora no tengo ningún paciente, puedo llevarme esto, mientras que tú la buscas– – ¿Segura?–preguntó algo dudosa, sonreí asintiendo – Sí, ve tranquila–dije cogiendo los botes con cuidado de que no se cayeran otra vez – Gracias…– Salió corriendo a lo que yo reí por lo bajo, seguí caminando hasta llegar al almacén, abrí la puerta, tantee la pared en busca del interruptor, al encontrarlo la luz se encendió, dejé caer los botes por la impresión, ante mí, estaba Dante besándose o más bien devorándose con la Dra. Payne. Al escuchar el ruido ellos se separaron mirando en mi dirección, ella tenía el pintalabios corrido, su cabello rubio revuelto, su camisa estaba abierta dejándome ver su sostén n***o, tenía la falda subida – Yo… Siento la interrupción–dije agachándome a recoger los botes evitando mirarlos – Dra. Montgomery, yo puedo explicarlo– – No me debe explicar nada, mejor le recomiendo que se arregle, el Dr. Smith la busca, dicen que es urgente–interrumpí sus palabras, escuché sus pasos salir apresurados a lo que suspire Me incorpore viendo que él seguía aquí, mirándome fijamente, desvié la mirada incómoda, ignorándolo fui hacia el estante comenzando a colocar los botes en su sitio. – Estás molesta– – No tengo por qué estarlo–comenté con tranquilidad, escuché sus pasos acercarse – Por el tono de tu voz, diría que lo estás–pegó su cuerpo al mío, me tensé al notar su erección en mi espalda, me di la vuelta encontrándome con su rostro demasiado cerca del mío, deslizó sus manos por mi cintura pegándome más a él– Te siento muy tensa, podría ayudarte a relajarte–susurró contra mi cuello, para después darle un mordico, mordí mi labio con fuerza evitando soltar algún sonido, cerré los ojos sintiendo las corrientes eléctricas que me recorrían. Algo en mi cabeza hizo clic, haciéndome volver a la realidad, coloqué mis manos en su pecho intentando alejarlo, pero solo conseguí que me estrechara más contra él, un tanto frustrada por no poder separarme, le di un fuerte pisotón logrando que me soltara por fin. – Agradece que no llevo tacones, no vuelvas a tocarme si no quieres terminar hospitalizado y sin descendencia–lo miré con furia, él sonrió negando con la cabeza – Eres una mujer muy agresiva– – Y tú un asqueroso, ahora que ya nos hemos dicho lo que pensamos el uno del otro, tengo que seguir colocando cosas–dije pasando a su lado cogiendo más botes del suelo – No entiendo tu actitud, cualquier otra mujer en tu lugar estaría deseosa por mi atención– – Ese es tu problema, te crees que todas tenemos que estar besando el suelo por el que caminas, como ya te dije, yo no me acuesto con el primer idiota que me dice algo bonito al oído–coloqué el último bote con un fuerte golpe que resonó en toda la habitación, voltee a mirarlo– Ahora te preguntó algo, ¿Por qué no dejas de seguirme?– – Por casualidad acabamos en el mismo sitio, no tengo la necesidad de seguir a una mujer, es al revés–dijo con arrogancia, se acercó a mí otra vez, colocó sus dedos en mi mentón mirándome fijamente– Además, yo no perseguiría a una mujer como tú…– – ¿Cómo yo?–pregunté entrecerrando los ojos recordando aquella noche en su casa donde le había dicho lo mismo, se acercó a mi oído – Una mujer fea–esas palabras hicieron que algo en mi pecho se oprimiera, se alejó de mí con una sonrisa burlona – Bueno si tan fea soy… Si volvemos a coincidir, no me dirijas la palabra, ni la mirada, haz que no existo, porque eso será lo que yo haré–dije intentando que mi voz no sonara afectada, sentía mis ojos comenzar a escocer, sin decir nada más pase a su lado saliendo de aquel sitio. Cerré con un sonoro golpe el libro que estaba leyendo, lo tiré a un lado de la cama, me levanté de esta saliendo de mi habitación, caminé hacia la cocina, abrí la nevera sacando una botella de vino que estaba por la mitad, cogí una copa llenándola hasta arriba. Me la bebí casi de un solo trago, me sienta enfadad conmigo misma, más que con ese idiota por dejar que lo que dijera me estuviera afectando de esta manera, durante toda la tarde sus palabras estuvieron rondando por mi cabeza, lo único que estaba logrando era enfadarme aún más, fui hacia el espejo que había en el pasillo, miré mi reflejo, ¿fea, yo?, Ja, fea su abuela, y se lo iba a demostrar, él, seria quien caería ante mí. Ante ese pensamiento llevé mis manos a la frente, no iba a hacer nada, no tengo que demostrarle nada a nadie, mucho menos a ese c*****o, dejé la copa en el mueble del pasillo, lo mejor para mi seria no beber más e irme a dormir, necesitaba enfriar mi cabeza, porque ya comenzaba a decir estupideces. Al día siguiente me había arreglado más de lo que quería, me maldije ante eso, esperaba que no apareciera para ver a su novia, o lo que fuera que tuviera con la Dra. Payne, porque si no, me sentiría avergonzada. Visitaba a mis pacientes cuando una enfermera me aviso de que el Dr. Smith quería verme en su oficina, resople enfadada, ¿ahora quien se habría quejado? ¿Y de qué?, toque a la puerta con nerviosismo, casi siempre que me llamaba era para regañarme, escuché un “adelante” del otro lado – Juro que esta vez no hice nada–dije entrando con mi mejor cara de pena – No has hecho nada malo, cálmate–suspiré aliviada, entonces me di cuenta de que había alguien sentado en una de las sillas– Quiero presentarte a Dante Giacometti, es el mayor benefactor del hospital–se levantó mirándome con cierta burla, me tendió la mano – Encantada… Señor–apreté su mano rápidamente, desvié la mirada al Dr. Smith– Si no hice algo malo, ¿Qué hago yo aquí?– – El señor Giacometti, quiere hacer un recorrido por el hospital, y pidió expresamente que fueras tú quien se lo diera, ¿acaso ya os conocíais?–preguntó mirándonos con curiosidad – No/Si–dijimos los dos a la vez, lo miré con enfado a lo que él colocó esa estúpida sonrisa – ¿Sí o no?–cuestionó desconcertado mirándonos a ambos – No/Si– – Bueno supongo que no importa…– – Yo no puedo hacerlo, tengo pacientes a los que atender–dije intentando persuadirlo, le miré con cierto desagrado a lo que él me guiñó un ojo – Por tus pacientes no te preocupes, lo haré yo– – Qué suerte la mía–murmuré por lo bajo – ¿Qué?– – Nada, que lo hago encantada–sonreí falsamente a lo que mi jefe sonrió encantado, nos despachó rápido con la excusa de ir a ver a los pacientes, suspiré derrotada, no ganaba nada con quejarme, mientras antes comenzara, antes acabaría la tortura– ¿Por dónde desea comenzar?–pregunté mirándolo con seriedad – Por donde quieras–asentí comenzando a caminar hacia el ascensor seguida por él. Ya habíamos recorrido varias plantas, por suerte se estaba comportado no había intentado nada, aunque quizás con lo que le dije ayer, por fin habría desistido. Para mí mala suerte íbamos en el ascensor completamente solos, en un silencio jodidamente incómodo, al menos para mí, él tenía cara de estar disfrutando, de un momento a otro, el ascensor dio una sacudida parando en seco – Oh, no… No, no, no–dije dándole al botón de emergencia con insistencia – Creo que ya deben saber que el ascensor se detuvo– suspiré dejando de apretar el botón, me recosté en un lateral con los ojos cerrados intentando respirar con tranquilidad– ¿Tienes claustrofobia?– – A un nivel muy leve, pero… La tengo–dije sin abrir los ojos, el ascensor volvió a sacudirse provocando que un grito se escapara de mis labios, me abrace a él sintiendo mi cuerpo comenzar a temblar – Calma, no pasara nada, pronto nos van a sacar de aquí–susurró deslizando sus manos alrededor de mi cintura pegándome a él, levanté mi rostro quedando atrapada en sus ojos, comenzó a acariciar mi mejilla con delicadeza, desvié la mirada intentando alejarme, pero afianzo su agarre – ¿Podrías solt?–colocó sus dedos en mis labios callándome, acercó su rostro hasta que la punta de nuestras narices se juntaron, giró levemente su cabeza. Cerré los ojos sintiendo su respiración chocar contra mi piel, haciendo que todos los pelos de mi cuerpo se erizasen, otra sacudida, el sonido del ascensor y las puertas abriéndose, hizo que volviera a la realidad Avergonzada me alejé rápidamente de él, había estado a punto de besarlo, cuando ayer, me había insultado, suspiré saliendo seguida de él, aún podía sentir mi cuerpo temblar, y no precisamente por el susto del ascensor. – Sigamos–murmuré sin atreverme a mirarlo – ¡Dra. Montgomery!–me giré viendo a Alisson Payne acercarse a nosotros, al llegar besó a Dante en los labios cosa que me hizo sentir más incómoda de lo que estaba– Quería pedirte disculpas por lo que viste ayer– – No debes disculparte, sois pareja y entien– – No somos pareja–dijo Dante casi de inmediato haciendo que ambas le mirásemos – Bueno, lo que sean, solo les pido que no usen el hospital de hotel, aquí hay gente que necesita atención, y que tú tardes 10 minutos o más tiempo en llegar, podría costarle la vida a alguien– – Lo entiendo, tranquila no pasara más– – Bueno ya que estas tú, puedes seguir dándole el recorrido, debo irme–me di la vuelta, comenzando a alejarme rápidamente, podía sentir la tensión que se había formado entre ellos.    
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR