Visita de la suegra

1884 Palabras

La pelirroja suelta el aliento, y cierra nuevamente la puerta. Toma un poco de aire y se da la vuelta, observa a Bastián cruzado de brazos como si fuese el amo y señor del mundo. Era irritante la actitud de ese hombre. —Y bien, ¿me vas a decir si sigues manteniendo contacto con el padre del niño? —sentía unas horribles ganas de llorar, de verdad, ella se estaba mordiendo la lengua para no hacerlo. Esperaba una respuesta, estaba impaciente por escucharla, pero ella seguía sin contarle nada acerca del imbécil que la embarazo. —Podemos quedarnos toda la noche aquí si así lo prefieres. —Yo… —y fue cuando no soporto aquella presión, aquellos malos recuerdos que compartió con Lenin, que Adriana comenzó a soltar lágrimas sin parar. Existían varios tipos de sollozos y lágrimas para Bastián; y

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