Esa conversación con la víctima me afectó más de lo que creí, y sé que Malor lo captó de inmediato cuando me miraba con frustración mientras conducía. Yo veía a la ventana con los ojos perdidos sin pensar realmente en algo en específico, tratando de borrar todo de mi cabeza, aunque eso sólo me dejara una jaqueca inminente. -Debiste dejarme hablarle- repitió por enésima vez. Apreté su muslo con calma -Ya pasó, cariño. Es algo a lo que debo acostumbrarme y lo sabes- le dije diciendo su mayor miedo: que repitiera esos momentos una y otra vez en mi cabeza. El pobre no sabía que ya lo hacía sin ayuda, una y otra vez, a diario. -No debes contarle tu historia a todos, no si eso te afecta a ti- dijo con enojo. Acaricié su rostro y su ceño fruncido flaqueo. -Todos tenemos una historia, Malor. S

