Capítulo 1
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...
Dara Pov
Otro día ajetreado en la hermosa ciudad de Nueva York.
Veo cómo pasa la gente caminando, algunos rápido, otros simplemente se toman su tiempo y a otros ni siquiera les importa si se quedan o se van, están metidos en su mundo. Yo, por otro lado, voy casi corriendo al lugar donde trabajo por un mensaje urgente que me envió Cameron.
Ups, qué tonta soy, no me he presentado. Mi nombre es Dara Williams, tengo 20 años y me faltan pocos meses para cumplir los veintiuno. Mis padres viven muy lejos de aquí, en Florida. Yo me vine a Nueva York a superarme, ya que nuestra situación económica no es tan buena. A duras penas, mis padres lograron reunir dinero suficiente para que yo viniera para acá y por lo menos tener un lugar donde dormir. Eso fue hace como seis meses, y hace como cuatro trabajo en un lugar como una especie de modelo, pero es más complicado que eso. Físicamente, soy de mediana estatura, ni tan alta ni tan chaparra. Mi cabello es castaño con algunas ondas, mi piel es pálida, pero con algo de color. Mis ojos, heredados de mi madre, son de verde grisáceo y, de mi cuerpo, yo diría que tengo lo mío; mis curvas están en su sitio, así que no estoy tan mal, aunque tampoco es algo extraordinario.
Voy llegando al establecimiento “Deseo”. Es como un bar, es lujoso y aseado. Lo primero que ves son las letras rojas que llaman la atención de los posibles clientes, aunque ahora están apagadas. De noche, brillan y atraen clientes. En la entrada están dos guardias, y como está cerrado, la puerta tiene una cinta roja que impide el paso a todo aquel que no esté autorizado.
—George, Mike —digo a modo de saludo a los dos guardias parados en la entrada.
—Señorita Dara —dicen al unísono y me dejan pasar.
¿Por qué Cameron me habrá llamado con tanta urgencia?
Al entrar al establecimiento, lo primero que veo es el bar donde sirven las bebidas y lo grande que es la pista de baile. Aquí hay buena música y excelentes bebidas para pasar un buen rato. Pero no se crean, este lugar tiene un lado oscuro, no todo es lo que parece. Me dirijo a la otra puerta, al otro extremo de la pista de baile. Cabe decir que es enorme y tiene algunos asientos de cuero n***o pegados a la pared para sentarse y charlar o cuando estás muy cansada por tanto bailar.
Al llegar a la puerta, noto que no hay ningún guardia, como los hay normalmente, ya que esta zona es VIP. Solo los que pagan más acceden a esta área. Esta zona es más íntima, un poco más pequeña que la principal, pero grande al fin, con paredes vino tinto y asientos de cuero n***o acomodados y acolchados. En el centro hay una especie de escenario con un tubo donde bailan las strippers y, en una esquina, un bar con variadas bebidas. Disfrutas de una buena bebida y de una “buena vista”.
Del otro lado de la pista hay otra puerta; en esta sí están los guardias, a los cuales yo ya conozco. Me encamino a paso decidido hacia ese lugar sabiendo que me dejarán pasar.
—Dylan, Ryan —digo, saludando a los guardias.
—Dara —dicen, devolviéndome el saludo y abriéndome la puerta.
Esta es la zona más exclusiva del lugar, solo algunas personas pueden entrar aquí y solo es un grupo en específico. Es enorme, aquí todo es blanco: paredes, techo, piso, todo. Hay una pasarela que parece de cristal en el centro, con muchos asientos de cuero n***o a su alrededor colocados en forma ovalada. Es lo único que resalta ya que todo lo demás es blanco. Parece nervioso.
—¡Dara Williams! Hasta que por fin apareces —dice mi amigo Cameron, saliendo de atrás del escenario.
—Cálmate, Cam, solo me retrasé un poco —digo extrañada por su desesperada actitud.
—¿Un poco? ¡Ja! Te mandé ese mensaje hace casi una hora —dice cruzándose de brazos.
—Sabes que vivo lejos de este lugar —digo excusándome.
Cameron es mi mejor amigo. Desde que trabajo aquí me ha apoyado bastante. Es un poco más alto que yo, solo un poco, mirada profunda con unos ojos marrones muy hermosos. El cabello castaño oscuro combina a la perfección con el color de sus ojos, cuerpo delgado, pero atlético y, sobre todo… es gay.
—No me importa si vives en China, mujer, estoy demasiado alterado —dice abanicándose con la mano.
—¿Qué pasa, Cam? —pregunto confundida al ver el estado alterado de mi amigo.
—Bueno… —guarda silencio y luego sigue—: Dereck mandó a arreglar todo lo más rápido posible y quiero que esté todo perfecto.
Dereck es el dueño del establecimiento y, por lo tanto, mi jefe y también el jefe de Cameron.
—¿Para qué? —sigo sin entender.
—¡Vienen los mafiosos más peligrosos e importantes del mundo entero! —dice nervioso.
Así es, ese es el lado oscuro de este lugar. La mayoría de los mafiosos de este y otros países se reúnen aquí, ya que es el único lugar que tiene todo lo que necesitan.
Este lugar se divide en tres áreas: el área básica donde están las personas normales y también pueden estar ellos; el área exclusiva donde están pocas personas normales y los mafiosos pueden también quedarse allí si lo desean y si pagan; y el área de modelaje que es solo para los mafiosos para complacer a sus mujeres. Ellos traen a sus mujeres aquí para que vean los diseños modelados por nosotras. Claro, si ellos se quieren quedar, se quedan, y si no quieren estar aquí y lo que quieren es disfrutar, pues, pueden irse a cualquiera de las otras áreas. Sus mujeres ven los diseños de marca y el que más les guste lo compran para ellas. He visto que algunos traen cinco o más mujeres con ellos, claro, son prácticamente la perfección, todas arregladas, perfumadas y con ropa de marca que debe costar más que mi propia vida.
Todos son iguales: vanidosos, malos y morbosos.
Sé que suena raro. Yo pensé lo mismo cuando me lo explicaron por primera vez, pero luego le vi el sentido. Dereck dice que tres palabras describen su local: Divertirse, Disfrutar y Complacer.
En la primera área, divertirse bebiendo y bailando; en la segunda, disfrutar de la vista, y en la última, complacer a sus mujeres.
Ese es el lema. Este establecimiento es único por tener estas tres áreas. La mayoría tiene solo dos y algunos solo uno. Pero tienen la oportunidad de divertirse ellos y complacer a sus mujeres, y hemos tenido buenas referencias, ya que la ropa usada aquí es de marcas reconocidas y únicas en su clase. Y no me pregunten cómo las consiguen, ya que no me dan esa información.
—¿En serio? —digo arqueando una ceja.
—Sí… estoy alterado, me mandó a apresurar a todo el personal, a arreglar la pasarela, a preparar los vestidos, la lencería, los trajes, todo —dice Cameron alterado.
Aquí en esta área se dividen también los trajes usados por las modelos. Un grupo modela trajes deportivos, otro grupo trajes de gala, otros trajes de baño y el último modela lencería. Yo modelo trajes deportivos.
—Cálmate, Cam, respira —digo para que se calme. Una vez más calmado—: Ok, ahora explícame qué te dijo Dereck.
—Me dijo que tengo que preparar todo porque llegan al país los mafiosos más importantes, ricos y temidos del mundo y todo tiene que estar perfecto —dijo con evidentes nervios en su mirada.
—Ok, entiendo, pero a lo mejor vienen solo a divertirse y disfrutar, no a complacer a sus mujeres —digo tratando de ayudar a mi amigo a calmarse.
Él niega con la cabeza.
—No, Dereck me dijo que ellos vienen porque sus mujeres quieren ropa y ellos quieren divertirse y relajarse, así que contactaron a Dereck. Y como este es el único establecimiento que ofrece todo eso, Dereck mandó a apurar todo.
—Está bien, pero ¿por qué me llamaste? —pregunto, ya que no veo dónde entro yo en todo esto.
—Te necesito, Dari… —dice con cara suplicante—, necesito que ayudes.
—No puedo resistirme a esa carita —digo con voz empalagosa y agarrándole un cachete—. Ok, ¿para cuándo llegan?
—En dos días.
—Ok, manos a la obra… —digo con una sonrisa que él me devuelve.
Ahhhhh, mis pies me están matando.
Estoy en mi pequeño departamento, después de haber pasado todo el día ayudando a Cameron a arreglar todo para la llegada de esos mafiosos.
Me acuesto en mi cama y froto mi rostro con mis manos.
Estoy muy cansada.
Mañana es viernes. El club abre de viernes a domingo, pero las modelos trabajamos los sábados y domingos. Puede ser que mañana ayude a Cam a terminar todo, ya que esos tipos llegan el sábado.
¿Quiénes serán?
Debo recordar preguntarle a Cameron sobre eso. Aún recuerdo cómo conocí a Cameron y cómo terminé trabajando en ese lugar.
Flashback…
Hace 4 meses.
No puedo creer que no me dieran el trabajo solo porque no tengo experiencia. O sea, ¿cómo la voy a tener si no me dan la oportunidad de aprender?
Estoy afuera de un establecimiento de costura industrial porque solicitaban costurera, pero no me quisieron dar el trabajo porque no tengo experiencia. ¡Qué ridículo!
Sigo vagando por las calles transitadas de Nueva York, mientras pienso en dónde busco trabajo. Ya se me está acabando el dinero que me dieron mis padres. Y entonces choco con algo o, mejor dicho, con alguien.
—Mejor fíjate por dónde caminas —dice el desconocido.
—Perdón, pero tú tampoco te fijaste —le respondo.
Veo al chico y es un poco más alto que yo, ojos cafés como su cabello y un poco delgado.
Él abre la boca y la vuelve a cerrar para soltar un suspiro.
—Lo siento, no quería ofenderte, es solo que estoy un poco estresado —dice apenado.
—No hay problema —digo con una sonrisa.
—Cameron Lee —dice extendiéndome la mano.
—Dara Williams —estrechándole la mano.
—Dara… bonito nombre —dice con una sonrisa—. Bueno, ¿qué te parece si nos tomamos un café? Yo invito como disculpa.
No sabía si debía aceptar la invitación de un desconocido, pero algo en él me inspiraba confianza.
—Ammm… Claro, por qué no —digo con una sonrisa.
—Ven, vamos, creo que vi una cafetería por aquí cerca.
Lo sigo y, efectivamente, había una cafetería cerca, no caminamos mucho. El lugar era agradable, apenas entramos nos inundó el olor a café y a dulces. Buscamos un lugar y nos sentamos. Inmediatamente, una mesera pidió nuestras órdenes, los dos pedimos café americano. Y charlamos de muchas cosas: de dónde somos, de música, de colores, básicamente conociéndonos en todo.
—Tengo que regresar al trabajo —dice con una mueca, viendo un reloj que tenía en la muñeca—. Tengo que seguir buscando.
—¿Buscando qué? —pregunto curiosa.
Se pone incómodo, se nota claramente.
—Verás… no puedo decirte mucho, solo te puedo decir que busco una especie de empleada.
Vi mi oportunidad en ese momento.
—¿Qué tipo de trabajo? Digo, yo necesito un empleo, de verdad lo necesito.
Me mira. Lo único que hace es mirarme y se ve pensativo, como si tuviera una lucha interna.
Suspira.
—No te conozco, pero me inspiras confianza, aunque no sé si quieras este trabajo…
—Todo menos vender mi cuerpo —le corto.
—No, no es nada de eso —niega—. Es más o menos ser una modelo.
—¿Una modelo? —no me veo modelando en una pasarela, pero si toca, toca, necesito el trabajo—. ¿Me explicas, por favor?
Ahí fue donde me enteré de ese lugar y de todo lo que se hacía allí. Me sorprendió muchísimo, pero no tenía opción, tenía que mantenerme a flote. No gano mucho, pero me alcanza para lo básico.
Cameron me enseñó a modelar, me explicó con detalle todo lo que tenía que hacer y me presentó a Derek. Un hombre de unos treinta y algo, alto, guapo, de gesto serio. En realidad, interactúo poco con él y no me dan mucha información tampoco.
Y no quiero saber.
Ya que interactuar con mafiosos es muy peligroso, así que entre menos sepa y más lejos esté de ellos, mejor. Son personas malas.
Algunos se han acercado a mí, pero siempre me las ingenio para librarme de ellos sin terminar con una bala entre ceja y ceja. Siempre me escabullo cuando termino mi modelaje, para evitarlos lo más posible.
Claro que tengo muchas compañeras que acceden a los caprichos de estos mafiosos, ya sea para conseguir más dinero o más poder. Pero yo no soy como ellas, me conformo con mantenerme a mí y a mis padres, con una vida tranquila y calmada.
Con ese pensamiento, caigo en brazos de Morfeo.
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