Tutorías

1185 Palabras
Volví a ver la hora en el pequeño aparato que se hacía llamar celular. Aún faltaban tres minutos y oficialmente estaría en mi último año. Aun no podía creer que tan rápido se había pasado todos los años, un momento tenía 11 años y al otro ya me encontraba por graduarme. Caminé por los pasillos de TSH esperando encontrar a mi mejor amiga entre toda la multitud de gente, pero no la encontré, entonces decidí ir a los baños, allí siempre me enteraba de los chismes más candentes. Abrí la puerta con sumo cuidado, fui a los tocadores y me acomode el cabello, saque el cepillo que llevaba y le di unas cuantas pasadas, después me coloque un poco de brillo labial, me eche perfume y una vez que sentí que estaba lista salí, pero me encontré con la sorpresa que todos los pasillos ya se encontraban desiertos. ¡genial! ¡primer día y tarde! Apresure mi paso a medida que buscaba mi horario en mi bolso. Y j***r, en ese momento entendí porque es que mi mejor amiga no se encontraba en los pasillos ¡nos tocaba Física! ¡Física! ¡el pinche curso que casi reprobé! No lo pensé demasiado y corrí un poco mas esperando que las puertas no se hayan cerrado. Estaba a tan solo unos pasos cuando aquel viejo panzón se acercó y al verme parada en la puerta apresuro el paso para cerrar la puerta. Mi grito trono por todo el pasillo, pero aquello no fue impedimento para que él me cerrara la puerta. Una vez que llegue a la puerta me encontraba sudando peor que un cerdo, pero aquello no importaba, tenía que entrar sea como sea. Toque la puerta. Una. Dos. Tres veces. Y justo cuando estaba decidida por escaparme la puerta se abrió. -Steven es tarde. – dijo él mirando sobre sus lentes.- sabe muy bien que en mi clase lo mas importante es la puntualidad y usted ya empezó con el pie izquierdo. – - lo siento. – dije fingiendo una sonrisa, porque lo único que quería hacer en ese momento era pegarle y arrancarle aquel bigote que adornaba su rostro. - entre. Hablare con usted a la salida. – dijo él abriéndome paso. Entre y busque a mi mejor amiga entre aquella multitud, por suerte aquello fue fácil, ella como buena amiga me había estado guardando sitio. - ¿Dónde te metiste? – pregunto ella en apenas un susurro. - te estaba buscando. – respondí en el mismo tono. Mi mejor amiga siguió hablando, pero sus palabras al igual que las del profesor se esfumaron al ver a Austin a tan solo unas carpetas delante de mí. Llevaba una sudadera color rosa y un pequeño gorrito de lana en su cabeza. Se le miraba realmente sexy, o bueno para mi si, para mi era eso y mucho más. -¿señorita Steven? Es su turno. – dijo una voz sacándome de mis pensamientos y aquella voz era la que menos quería escuchar. Levante la mirada y lo encontré tendiéndome el plumón esperando que saliera adelante para que resolviera el problema. Todas las miradas se centraron en mi esperando que me levantara y fuera a resolver el problema, pero bueno... ¡era física! ¡física, matemática! ¡eran los cursos que odiaba y por ende no entendía nada! Lentamente me levante de mi lugar, un poco insegura tome el plumón y con la mirada de todos puesta en mí me acerque a donde se encontraba la pizarra. Di una pequeña mirada sobre mi hombro esperando que alguien me soplara la respuesta, pero nadie lo hizo. -si resuelves el problema te salvas de las tutorías. – dijo el hombre detrás de mí. Levante la mirada y vi el problema. ¡j***r! ¿Qué era eso? Abrí el plumón y coloqué los datos que me había dado el problema, era lo más fácil, siempre podía eso, pero la parte en averiguar la respuesta, en eso si que estaba en la luna. El plumón siendo apretado en la pizarra resonaba en la estancia, nadie hacia ruido, nadie me ayudaba... - ¿señorita Steven? – pregunto el hombre detrás mío insistiendo una vez mas. - no sé como hacerlo. – dije rendida. Una sonrisa se formó en sus labios al ver que me había rendido. - Mahone, sal a resolverlo. – dijo. La sola mención de su nombre hizo que mi corazón latiera a mil por hora. Una pequeña sonrisa quiso aparecer sobre mi rostro justo cuando la mano de Austin y la mía hicieron un breve contacto, pero no lo hice, quise pasar desapercibida. Me fui a mi lugar y centre toda mi atención en como Austin resolvía el dichoso problema, lo hizo en segundos, de un momento a otro la pizarra estaba llena de algunos dibujos y algunas fórmulas dando con la repuesta. Después de ello la clase transcurrió con normalidad, todos tratando de tomar atención mientras yo imaginaba todas las formas en escaparme. Los cuarenta y cinco minutos llegaron a su fin dando por culminada la hora, sonó el timbre y todos se dispusieron a salir, menos yo ¿Por qué? Pues el profesor pidió que me quedara al final de la clase. -te espero, estaré en los casillos. – susurro Jane saliendo despavorida de la clase. Tome mi bolso y me acerque a donde se encontraba mi enemigo a muerte. - Srta. Steven necesito hablar sobre su promedio que me trae muy preocupado. El año pasado usted por poco desaprueba mi área así que este año recibirá tutorías que le ayuden a mejorar. – ¡j***r! Odiaba las tutorías, odiaba todo lo que se relacionara con estudios fuera del horario de clases ¿Por qué? Pues no me gustaba perder mi tiempo de relajación. Había recibido tutorías los años pasados y lo odiaba, odiaba tener que estudiar con otra persona. -por favor... debe haber algo que se pueda hacer. –dije tratando de sonreír, pero este negó con la cabeza. - era su oportunidad y usted la desperdicio. Lo siento, no hay negociación. – dijo él sacando un pequeño formulario. – lo único que puedo hacer es que si sube sus notas poder quitar las tutorías – agrego. - ¿Quién será mi tutor? – pregunte con un hilo de voz. Nunca tenia suerte, siempre me tocaba el mismo idiota de todos los años. Edward Lerman. El friki de toda la escuela, el idiota que me acoso por todo un año y nadie se dio cuenta. - por ahora no tiene opción a elegir, el único que tiene cupos libres y que se ofreció para poder ayudarla es el joven Mahone. – Y aquello fue suficiente para que todo se detuviera, para que todo cobrara otro sentido ¿acaso Austin me enseñaría? - ¿se ofreció? – pregunte en apenas un balbuceo. - sí, se ofreció a ayudarme a mí con todos los que estén mal en mi área. – explico mi profesor. Asentí lentamente aun sin poder creer lo que decía. - ¿Cuándo empiezo? – pregunte llenando el formulario con más entusiasmo del que habría querido demostrar. - ambos lo decidirán, hable con el joven Mahone y si de verdad le importa salvar mi área espero que no se escape. - me advirtió. - no se preocupe, no sucederá. – dije dándole mi palabra. Aquello no sucedería, de ninguna manera. No cuando Austin me enseñara. No cuando aquello podía usarlo como una excusa para hablar con él.
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