Capítulo Nueve —Nací en Edmonton, Alberta —me dice—. Eso está en Canadá, por si no... ¿Canadá otra vez? ¿Esa va a ser su historia? ¿En serio? Entiendo que el clima de allí es parecido al de Rusia, pero eso es lo único que... —¿Y qué hay de ti? —pregunta él, devolviéndome a la conversación. —Nací al norte del estado de Nueva York —le digo—. Allí es donde está la granja de mis padres. Pero, ¿podemos volver a lo de tus supuestos orígenes canadienses? Él menea una ceja. —¿Supuestos? —No has dicho «eh» ni una sola vez —le explico—. No eres más educado que la media de los tíos, no has mencionado el hockey durante este paseo, y por último pero no menos importante: todavía no me has ofrecido ningún plato canadiense como la poutine. —Pareces saber mucho sobre nosotros los canadienses, ¿eh?

