**BETTY LA TIA DE TIFFANY** Me sentí como una adolescente otra vez, pero no de la manera romántica y emocionante. Me sentí expuesta, vulnerable, fuera de mi elemento. Como cuando tenía dieciséis años y no sabía qué hacer después de besar a un chico... ¿Le doy la mano? ¿Le pregunto si quiere ser mi socio en Monopoly? ¿O simplemente me hago la que olvidé cómo funciona el habla? Excepto que ahora tenía treinta y nueve años y, según el manual de adulto responsable, ya debía saber manejar estas cosas. Se suponía que ya debía tener la madurez para evitar situaciones así, pero parece que mi versión vino con un error de fábrica. Se suponía que ya debía conocerme mejor, aunque a veces creo que ni yo me leería las instrucciones. Pero, al parecer, no tanto como creía. —Yo… —comencé, sin saber cóm

