**KEVIN** Debbie se sienta a mi lado, demasiado cerca, cruzando las piernas y girando todo su cuerpo hacia mí. Sus ojos brillan con esa intensidad que me pone la piel de gallina. —Dígame una cosa, Kevin —empieza con voz conspiratoria, inclinándose hacia mí—. ¿Qué está haciendo realmente con esa mujer? —¿Disculpa? —finjo confusión. —Su “acompañante” —dice haciendo comillas con los dedos—. ¿Qué es ella para usted? ¿Por qué la trajo aquí? —Ella es mi empleada —respondo encogiéndome de hombros, como si fuera lo más normal del mundo—. ¿Hay algún problema con eso? Debbie abre los ojos con sorpresa, y luego sonríe. Es una sonrisa de tiburón que encontró sangre en el agua. —¡Con qué su empleada! Una simple empleada —exclama con satisfacción—. Ah, Kevin, Kevin. Debe tener mucho cuidado con e

