🌟TIFFANY🌟
Mientras tanto, en nuestra mesa, la realidad nos azotaba sin piedad. El menú de bebidas se había convertido en un cruel recordatorio de nuestra situación de pobreza extrema. Cada precio era un chiste de mal gusto, un golpe directo a nuestra maltrecha economía. Buscábamos la botella más barata, pero la frustración se instalaba al ver que ni siquiera el vino más modesto estaba a nuestro alcance. El contraste entre el lujo ostentoso del lugar y la cruda realidad de nuestros bolsillos vacíos era una tortura.
—Sabía que era una mala idea, sobrina. ¡Qué vergüenza, ni uniendo nuestro dinero alcanza! ¿Ahora qué hacemos? —murmuró mi tía, con las mejillas rojas de la pena.
El corazón se me hundió. Mis cálculos habían estado completamente equivocados. Si nos vamos, será peor la verguenza
