**TIFFANY**
Lo miré a los ojos, sintiendo que el aire se volvía denso entre nosotros. La propuesta que había hecho era tan inesperada como electrizante.
—¿Vete debajo de la mesa y hazme cosas ricas? ¿Sabes a qué me refiero? —me dijo, con esa sonrisa traviesa que siempre me hace perder la noción del tiempo.
—¿Qué? ¡Estás loco! Tu amigo puede regresar, o algún empleado. Eso, sin mencionar a un cliente. Es muy arriesgado —respondí, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a recorrerme el cuerpo. La idea era descabellada, pero había algo en su mirada que me retaba.
—O prefieres que tengamos una escena traviesa e intensa a la vista de todos —replicó—, y su tono provocador me hizo dudar.
—Está bien, está bien. Voy debajo de la mesa y te complazco —finalicé, sintiendo que la emoción me i
