**TIFFANY** Quedé solita en el comedor. Cuando me sentí satisfecha de comer, decidí explorar la casa. Encontré un rincón que me gusta para ordenar mis pensamientos. Hay una silla mecedora, la brisa es fresca gracias a los árboles de la propiedad. Cierro los ojos y respiro profundo cuando unos brazos me rodean por detrás, deteniendo el mecer de la silla. —¿Por qué saliste de la cama sin decirme? —me sorprendió, su bisbiseo en mi oído. —¡Te levantaste! No quise despertarlo, se veía cansado. —No debes levantarte sin que te lo ordene. Regresa a la cama y espérame. —¿Qué? —está loco, quiere seguir haciéndolo—. Tengo que ir a trabajar y a la universidad. —me excusé. —En la universidad vas a sacar una licencia de ausencia por una semana y el trabajo puede esperar. —¿Por qué haría eso? —me

