Conmigo

1454 Words
Regina y George se giraron al escuchar la voz de Sebastián Caine. El banquero más relevante del país, Caine era dueño del dinero viejo de la ciudad y ellos aspiraban apoderarse del dinero nuevo. —Señorita Rigott, he estado hablando con su fan número uno. —Ahh, sí, me ha dicho que si me quiero ir sus sesiones de golf me han dejado bien parada. —Tu padre es un hombre impresionante. —Lo es. —El banco siempre tiene un lugar para una mujer tan brillante como usted. —Estoy parado justo aquí, —Reniega Caine; —Tu viniste a abrir sucursales aquí, cabrón—Le recuerda Sebastián divertido. —¿Qué tal tu padre? —Está dándome lata. —Es difícil entregar lo que has construido a tus hijos. —Sí, Sebastián jr recibe unas cinco llamadas diarias de su padre —Se queja su mujer, los tres la miramos, Olivia Caine es impresionantemente guapa, es increíble que su cuerpo le diese vida a cuatro personas, entre ellos gemelos, dios sabe toda la dieta y ejercicios que tengo que hacer para mantenerme así y ella parece no esforzarse. —Regina, ¿cuáles son tus planes para el futuro? —Creo que tengo que hacer lo que todos los valientes hacen, abrir mi propio camino, pero por ahora aprender. —Necesitas aprender de los mejores, George, es un hijo desobediente. Los Caine se despiden y George intenta retomar nuestra conversación de antes, yo me escabullo entre la gente y alguien más lo detiene para conversar, me voy al baño en busca de un solo momento de paz, uno en el que No esta la ex esposa de mi padre con cara de perro, mi hermana y su novio haciéndose los graciosos mientras juzgan mi vida, mi papá y sus planes para dirigir mi vida, y George ¿Cómo puedo estar tan enamorada de alguien que no puede darme un lugar? ¿Por qué no puedo entender. ¿Por qué no le puedo dejar? ¿Para qué quiero seguir? La puerta del baño se abre y le veo, George, con todo su esplendor ingresando a la habitación, me mira en silencio, yo me quedo en donde estoy él cierra el pestillo del baño. —No me estás escuchando, no voy a dejar perdidos tres años de mi vida por una crisis existencial, porque decidiste guardar silencio cuando comúnmente la gente habla o porque has decidido que tienes miedo de conectar. —Si tu mamá hubiese tenido un infarto estarías en Inglaterra al lado de su cama —Le acuso. —Ha sido una falsa alarma, según su médico de cabeza con quien hablé antes de darle vuelta al jet, ha sido solo un ataque de pánico. George se acerca a mí, me toma de la mejilla y me da un beso en los labios, le obliga a mirarle después de separsse. —Te amo, y quiero estar contigo. He vuelto porque quiero estar aquí. —Responde y su mano recorre mi espalda, sus labios se rozan contra la piel en mi cuello, lo besa, me siento invadida por su cuerpo y se en que va terminar. George me besa y yo busco su tacto, le acaricio sobre los pantalones mientras desabrocho el cinturón de su pantalón. Le beso con la misma intensidad, los dos gemimos y recordamos donde estamos, a mí se me viene a la cabeza que debería estar socializando pero sus manos están sobre mis nalgas desnudas y su pene está entre mis dedos, le acaricio y siento una gota de líquido preseminal esparcirse entre mis dedos mano y su sexo. Uno de sus dedos viajan entre mis labios vaginales y se introduce con fuerza dentro de mi, grito y George me besa para opacar los ruidos que se escapan en mi boca, le acaricio con más fuerza y más velocidad, juego con sus testículos y George busca la forma de aliviarnos a ambos. Introduce su m*****o dentro de mi sexo y sus caderas inician un vaivén rítmico, deliciosos, alucinante como el riesgo de que cualquier podría encontrar la forma de ingresar aquí, su ritmo aumenta, sus embestidas son más secas, el sonido de nuestros cuerpos al unirse es lo único que se escucha junto a nuestras respiración entre cortada y los pequeños ruidos que se nos escapan. George frota mi c******s para ayudarme a correrme con más rapidez y acaricia uno de mis pezones mientras lame el otro. Me corro y él lo hace y dos segundos después, dentro de mí y nos apoyamos contra el lavamanos, me sienta sobre la superficie fría y me besa sobre la clavícula mientras extiende su mano en busca de papel. Me limpia, y con otra toalla se seca. Le beso y me bajo de donde estaba sentada, me quito las bragas y las meto en su chaqueta, me acomodo el vestido y retoco mi maquillaje rápidamente antes de salir, con las piernas ligeramente temblorosas, muy poco orgullo y la vergüenza… Bueno, a esa la he dejado e casa. Camino hacia la puerta del evento, camino tan rápido como me es posible, con los tacones y el vestido ajustado. Trato de buscar el contacto del chófer tan pronto como es posible, entonces escucho una voz profunda y seductora. —¿Tan pronto se le ha acabado la fiesta?—Pregunta Santiago, le da una calada larga a su cigarro y yo asiento, me encojo de hombros y me froto los brazos, no estoy segura del aspecto que debí de tener, pero, es claro que él sabe, que no hace falta explicar lo que he hecho y que no tengo otra opción más que huir. —Si, es necesario. —Mi auto ya ha llegado, si quieres escapar conmigo. Un grupo de mujeres sale del salón y yo asiento. —Quiero escapar, sí. Santiago se quita el saco y yo niego con la cabeza, él me cubre los hombros con la prenda y le doy las gracias. Su chófer aparca frente a nosotros y Santiago se apresura a abrir la parte trasera de la camioneta, me deja subir primero, y antes de subir le da una última calada a su cigarro para proceder a tierarlo y pisarlo. Se sube y toma asiento a mi lados yo rápidamente me recrimino por ser tan estúpida y le miro, él me pasa el cinturón encima y al escuchar este sonido su chofer Comienza a andar, yo solo juego con mis dedos, los trato de calentar por el frío, trato de tranquilizarme Cuando me doy cuenta de que no les he dado mi dirección, exaltada grito: —Bajan, bajan. Yo me bajo. —Como si de un pecero se tratara. Santiago ríe y niega con la cabeza. —¿A dónde vives? —Pregunta y yo no encuentro la forma de responder. —Voy a dejarte frente a la puerta de tu casa —Responde y se inclina hacia mi, susurra cerca de mi oído—O encima de mi cama, en donde quieras acabar hoy, voy a a hacerlo. Giro mi rostro y quedo con el suyo a centímetros, Santiago huele a colonia, a jabón y la marca de tabaco que acaba de fumar, su barba bien recortada, el cabello aún húmedo, y aunque he protagonizado un polvo con George, sigo caliente, el pasa un dedo contra mi rostro, yo suspiro y siento Mi sexo cintraerse. Nunca antes he sido infiel, ni una conversación, menos un beso o una mirada. Nunca le he sido infiel a George o a cualquier hombre con el que he salido. Jamás he traicionado la confianza de la persona a la que le he dicho que le amo. Siento los dedos de Santiago sobre la Apertura de mi vestido, me acaricia lentamente, me besa ligeramente sobre los labios, esperando mi reacción y se sorprende cuando nota que hay respuesta, me besa intensamente, su mano se coloca en mi cabello, me besa con fuerza, me saca el alma por la boca y su mano no se Está quieta sube, buscando permiso, yo coloco mi mano sobre la suya y suspiro pesado cuando finalmente llega a mi centro el que no va cubierto por nada. Santiago no parece sorprendido por mi atrevimiento y yo recibo dos de sus dedos en mi interior con un grito que me sorprende porque hay alguien más con nosotros. Detengo su mano y señalo con la cabeza al chofer —Él es ciego, sordo y mudo—Responde—Yo, sin embargo; no lo soy y quiero follarte, besarte y poseerte toda la noche. Tu casa, la mía o un hotel. —Elige tú. Comenten mucho y ayúdenme a promocionar. Me emociona mucho la locura en la cabeza de Regina 👏🏾
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD