William
La situación con Adriana cada vez era más difícil, no podia acercarme y mucho menos tenía permitida la entrada al país, pero eso era lo de manos, siempre podría usar mis encantos para convencer a las encargadas del aeropuerto.
Me sentía frustrado, necesitaba crear un plan para llegar a ella, ¿Pero como?
Esa era la pregunta más esencial en esta vida, quería hacerle la vida imposible, Adriana había acabado con mi reputación, había sido la burla por años debido a su traición y que ahora tuviera una vida después de lo que hizo me enfermaba, ella no podrá ser feliz jamás.
Me recargue en el sillón de mi departamento, prendí el televisor, en el apareció la imagen de una chica demasiado hermosa, su cabello castaño y piel blanca la hacían resaltar de ese vestido azul.
Era una campaña para una colección de ropa, pero estaba seguro de que yo la había visto antes.
Me puse de pie y camine hasta mi despacho para sacar una caja de madera que tenía escondida en un cajón de mi escritorio.
Saque varias fotografías de Adriana y justo en una aparecia al lado de una chica idéntica a la que aparece en televisión.
Aunque en esta foto se veía más aniñada sabía que era, sonreí regresando a la sala y dejandome caer en el sillón con una sonrisa.
-Vas a venir a mi Adriana - tome un trago de mi vaso y me puse de pie para tomar las llaves de mi auto.
Iría a divertirme a mi antro favorito, me despejaria un rato y después plantearía como llegar a ella.
-Adams un gusto verte por aquí- menciono el dueño del lugar y yo sonreí
-Lo mismo digo, ¿Mi sala sigue disponible? - pregunte y el negó
-Hace dos horas llego una chica y pidió una sala como era la única disponible se la di- menciono con una disculpa y asenti
Mire hacia el lugar, la chica se me hacía conocida, pero por las luces no la distinguía bien
-De hecho creo que la conozco- menti- sirveme lo de siempre e iré a verla- el asintió antes de irse y poco después regresar con mi vaso
Me acerque a la sala y me pare en la puerta, efectivamente era ella y la maleta que llevaba con ella indicaba que se iría y era algo no podía permitir.
Mis planes no se echarían a perder por ella por lo que trate de ganarme su confianza, realmente estaba borracha, hablaba de cosas incongruentes pero lo logre, ahora ella estaba en mi auto y no la dejaría irse.
Llegue a mi casa, era una mansión por completo, la usaba solamente cuando venía de viaje en eso incluían mis negocios.
Estaba alejada de la ciudad por lo que nadie la escucharía, lo que no supondría un peligro para mí, si bien no tenía esto preparado ya no había vuelta atrás ahora ella estaba en mi poder.
Por la mañana estaba preparando el desayuno cuando escuche golpes en la pared, lo que indicaba que se había despertado.
Prepare una bandeja y camine hasta la habitación que le había cedido y abrí con la única llave de esa puerta.
Ella estaba en la orilla de cama con las manos en su cabello se veía desesperada y sonreí, al verme su puso de pie y me miró detalladamente.
-Adam... - murmuró bajo- ¿Qué hago aquí? Déjame ir- se puso de pie y yo negue
-No nena, tu decidiste venir conmigo, ayer en el antro, accedíste y ahora estás aquí- sonriei y ella nego
-Esto es secuestro, no te basto de lo que le hiciste a mi amiga ¿Qué planeas conmigo? - pregunto enojada
-Efectivamente te estoy secuestrando, pero estarás aquí hasta que Adriana venga personalmente por ti, tu sabes un intercambio- sonreí y ella abrió los ojos asustada
-Me largo eres un demente- se acerco a la puerta pero la detuve tomándola de la mano- sueltame o grito- amenazo
-Grita todo lo que quieras, nadie te escuchará- la solté un poco brusco- te seré sincero no me interesas en lo más mínimo pero eres tu quien hará que ella vuelva así que me sirves- mencione con sarcasmo
-Mis padres me buscarán- amenazo y sonreí divertido
-No lo harán, mira Cristine las cosas son sencillas, te portas bien tienes un trato amable, tres comidas diarias y un lugar cómodo para dormir, si te portas mal y me desobedeces tengo un cuarto especial para eso, créeme que no te gustará conocerlo- Su cuerpo se estremeció pero no respondió- Ese es tu desayuno comete todo- señale la bandeja y salí de la habitación no sin antes cerrarla con llave de nuevo.
Me serví una taza de café y encendí mi computadora, necesitaba obtener más información de ella, saber como había ido su vida y sobre todo la estrecha relación que tenía con Adriana, debía saber absolutamente todo, por que sonreí ampliamente al encontrar lo que buscaba.
Cristine Torres heredera de la mitad de una marca de ropa reconocida, Doctora en el hospital de Roma e íntima amiga de Adriana Jones la nueva dueña del hospital.
-Sin duda serás el motivo para que ella vuelva- sonreí dejando a un lado la computadora, fui a mi habitación la cual se encontraba en el segundo piso con una vista preciosa hacia la ciudad, me di una ducha y me vestí para ir a la oficina.
Era un hombre multimillonario, tenía un imperio en mi país pero quería expandirme a todo el continente, por lo que la primera empresa es la que funde hace 6 años esa misma que me trajo hasta aquí y la culpable de que me enamorará como un loco.
......
-Necesito financiamiento para mi partido político- menciono Tomás Jones había venido hasta mi departamento cuando supo de mi nuevo plan empresarial
-No soy mucho de meterme en la política Jones, ¿Qué es lo que pides? Y que realmente me interese- me cruce de brazos
-Tengo una hija- eleve una ceja- Es hermosa, toda una dama, tiene 17 años pero pronto cumplirá los 18, si tu financias mi partido, yo te entrego la mano de mi hija- ofreció por lo que me reí de su comentario
-¿Estás loco? Ya no estamos en la Época de antes Jones, necesito algo más- lo mire fijamente pero el nego
-Ella es mi hija- me enseño una foto desde su celular era una chica preciosa eso no iba a negarlo, su cabello castaño, ojos verdes y una sonrisa que podría volverte loco- Puede ser tu mujer si así lo deseas, sabes lo que quiero a cambio- apago el celular y se puso de pie.
Lo vi alejarse de pero no lo detuve, no pagaría por la compañía de una mujer, ellas me buscaban por si solas, no era necesario comportarnos como en el viejo oeste.
Pero todo cambió cuando la vi, acompañaba a su padre a la oficina mientras revisaba su celular con una amplia sonrisa, una que deseaba que me la diera a mi.
Un sentimiento se instalo en mi, era comí si toda parte de ella me pedía a gritos que la amara y así lo hice me enamoré.
Acepte el trato con su padre y la obligue a estar conmigo, pero me volvía loco en todos los sentidos, su aroma era embriagante y me había prometido a mi mismo que sería la mujer con la que pasaría mi vida.
Pero ella lo arruinó todo, me destruyó y ahora era mi turno, Adriana Jones pagará por haberme abandonado.
.....
-Déjame salir- los golpes en la puerta me hicieron salir de mis pensamientos, bufé molesto y baje rápidamente los escalones antes de ir hasta la habitación más alejada de la casa, la misma que estaba diseñada para el personal de servicio- William Adams sácame de aquí- grito molesta y yo me enoje más esta mujer me volvería loco, era un fastidia andante.