Damián subió al carro con el cerebro saturado de tanta información, no sabia como reaccionar ¿Tendrá algo que ver? Quizás su padre se lo regalo a Andrew, pero ¿Por qué? Era un simple reloj, ¿Y si no lo era?, ¿Qué significaba?
- ¿Y? ¿Pudo decirte algo? Con Ale fuimos a las oficinas policiales para buscar una copia de la denuncia de desaparición y otra de la investigación que se esta llevando a cabo, aunque para ser francos, no encontramos nada de utilidad. - Explico Valentino mientras Alessandra le pasaba dos sobres de Papel madera con las copias dentro
- Puesssss. - Empezó Damián – Decirme, no, no me dijo nada, aunque descubrí algo interesante, a decir verdad, es extraño que nadie lo haya notado. -
- Explícate. - Le ordenó Alessandra mirándolo por el espejo retrovisor.
- Bueno, ¿recuerdan del reloj de mesa que padre tenía? El de madera de Roble, manecillas doradas, Su tick tack era tan fuerte que se podía oír desde una habitación continua, yo personalmente lo detestaba, pero según padre era relajante, y lo ayudaba a dormir. –
- Aghhh, si, ahora que mencionaste su irritante sonar lo recuerdo, las noches de tormentas prefería ir a la habitación de Val antes que a la de papá, solo porque sabia que ese reloj no me dejaría pegar un ojo. – Dijo Alessandra
- Y a mí no me permitían pegar un ojo tus patadas dignas de toro, ¡Dios! siempre amanecía con hematomas cada vez que dormíamos en la misma cama. - Le respondió Valentino, y seguidamente hizo una cara de dolor recordando aquellas moradas machas en sus costillas.
- Siguiendo con el reloj, ¿Nadie noto que ya no estaba en su habitación? Es porque ahora se encuentra en la sala de estar de Andrew. – Interrumpió Damián aquella pequeña disputa
- ¿Por qué Andrew tendría el reloj? ¿No se te ocurrió que puede haber más de un reloj igual en todo Oregón? – Le replico Valentino que seguía muy concentrado en no generar un accidente chocando contra otro vehículo.
- Para que lo sepas hermano, tengo mucha mas capacidad intelectual de la que tu crees, y la pieza que papá poseía, tenia una interesante particularidad, una manecilla estaba rota gracias a un accidente con un balón, pero Margarita lo lograría reparar horas después con pegamento, aunque una pequeña marca segua siendo visible, por suerte nuestro padre no se caracterizaba por su observación, por lo tanto, nunca lo noto. Aunque, ahora que lo pienso Valentino, debes tener razón, 2 relojes diferentes sufrieron del mismo accidente, y fueron arreglados de la misma manera. –
- Entendí genio, ahora que sigue, ¿Vamos a enfrentarlo y preguntar porque tiene el reloj?, quizás tenga una respuesta coherente. –
- Entremos a escondidas cuando no esté. - Propuso Alessandra de una manera natural
Sus dos hermanos la miraron esperando que fuese una broma lo que había dicho, no podían entrar a una propiedad privada cuando preguntarle al dueño resolvería lo mismo de una forma más sencilla.
Alessandra al ver las caras de sus hermanos rodo los ojos y se dispuso a explicar
- Partamos desde la base, piensen lo siguiente ¿Por qué Andrew mentiría y diría que no sabe nada, y que no vio a nuestro padre cuando él tiene su reloj?, solo hay una opción, no lo obtuvo de una manera honesta. -
“No es tan alocado de que dice, pero quizás padre le dio el reloj por un motivo en específico, sin embargo, le pidió a Andrew que no diga nada, cualquiera sea la situación, debemos ver que tiene de especial esa cosa ¡j***r! Lo mas probable es que estemos tras un reloj cuando algo más importante nos espera.”
- Hagámoslo, No tenemos nada para perder, deberíamos conseguir otro reloj exactamente igual para reemplazar el que sacaremos de la casa de Andrew. –
- Mi amiga Vanessa tenia uno, yo lo consejo, vive cerca de casa así que iré caminando, intenten dormir, indiquen que sus alarmas suenen a las 2am, los veo en la cocina 2:25, entraremos a una propiedad. – Dicho esto, salió del carro, y camino rumbo al sur, según sus hermanos, a casa de su amiga.
Damián y Valentino entraron al que alguna vez llamaron hogar, con un asentimiento de cabeza se saludaron y dirigieron cada uno a su cuarto dispuestos a dormir, robar un reloj seguramente les consumiría mucha energía.
Damián se encontraba en su cama, intentando dormir, pero su cabeza no lo dejaba, no lograba entender como habían llegado a ese punto, un padre desaparecido, ideas por aquí y por allá, a punto de robar una casa ¡Diablos! En que estaban pensando, no podrían hacerlo. Pero él no podría dormir pensando en tanto, bajar a la sala de estar seria lo mejor.
La tetera se estaba sobre aquel fuego azul, y El rubio habría el quinto cajón para intentar encontrar una misera caja de té.
- ¿Reacomodaron todo desde la última vez que vine? ¿Qué tengo que hacer para encontrar un poco de té? - se preguntaba para sus interiores
- Buscar aquí sería una buena opción. - Dijo una voz a sus espaldas
Por la inesperada respuesta, el corazón se le acelero, y giro rápido para encontrarse cara a cara con Rosa, la cual le señalaba un estante sobre el cual cajas de todos los colores descansaban.
- Ay querido, tampoco soy tan desagradable a la vista como para que te asustes. - dijo en forma de burla
- No es normal que una voz responda a medianoche en un lugar oscuro, a decir verdad. - Le respondió
- ¿Qué tienes? – Le pregunto con una cara afligida.
Damián pensó en mentirle, decirle que nada, que todo estaba bien, que solamente no se encontraba bien del estómago, y esa era su razón para no dormir, pero hubiese sido inútil, esa mujer lo cuidaba desde su infancia, y lo conocía como a la palma de su mano, cualquier mentira la descubriría, así que decidió hablar con la verdad.
- ¿Sabes Rosa? No creo que todo esto sea realidad, sigo esperando que alguien venga a decirme que todo fue una simple broma, pero algo dentro de mi sabe que no va a ser así - Tomo una pequeña pausa para pensar – Estamos buscando a nuestro padre por nuestros propios medios, la policía es inútil, y mis esperanzas caen cada vez más bajo ¿Y si no lo encontramos? ¿si lo encontramos, pero no con vida?, que haremos. ¿Qué hare? –
Los ojos se le llenaron de lágrimas, se extrañó, pues no recordaba la última vez que había llorado, no sabía que sentir, estaba en medio de una nube de confusión, aunque no le gustase admitirlo, extrañaba a su padre, normalmente decidía ignorar la parte de si que le indicaba un sentimiento de “No lo vas a volver a ver” pero esta vez había sido imposible.
- Mi niño, tu padre es muy inteligente como para hacer algo que atiente contra su vida, no te preocupes por eso, lo van a encontrar, y créeme, nadie será mas feliz de volver a recibir órdenes que yo. - Le dijo Rosa mientras aprovechaba para sentarse en la mesa de aquella sombría cocina
- Me encantaría creerte, sabes que es así, pero ¿cómo puedes estar tan segura de ello?, la policía no tiene nada, y nosotros vamos tras tontas migajas de esperanza que disfrazamos como pistas. - Dijo entre dientes Damián, la mandíbula le temblaba, y su animo no le permitía levantar la cabeza de entre sus brazos, tirado en la mesa
“Ridículo, eres ridículo, tienes 25 años, no puedes llorar por extrañar a tu p**i” Pensó, con la frente chocando contra la fría madera de pino.
- Y a ti ¿Quién te dijo que no son pistas validas? Hasta el detalle mas pequeño es el elemento mas importante en la situación indicada, ustedes pasaron muchas cosas como familia como para que te rindas ahora ¿O me equivoco? – Le pregunto Rosa mientras le acercaba la taza con te.
Damián no tuvo otra opción que soltar una sarcástica risa, esa mujer siempre tenia razón, no recordaba una sola vez en la que le hubiese podido ganar una pelea, Rosa había sido su madre luego de aquel asesinato, y salirse con la suya bajo su atenta mirada, y un detector de mentiras infalible debía ser considerado un trabajo de espía profesional.
- Odio que tengas razón, tienes razón, si la policía no lo hace, nosotros lo encontraremos. –
- ¡Así se habla!, ahora, termina de beber el te y sube a dormir, mañana será un nuevo día con nuevas esperanzas ¿verdad?, Buenas noches mi niño, duerme como un ángel. – Le decía rosa, al mismo tiempo que le propinaba un beso en la cabeza, y desaparecía por la puerta de la cocina.
Damián vio hacia el reloj, el cual marcaba las 12:35. “Dormir una hora y media sigue siendo mejor que no dormir nada” se dijo, y decidió dirigirse a su cuarto.
*Ring ring ring ring*
Una mano se estiro a apagar el reloj, eran las 2 de la mañana, hora perfecta para profanar una casa.
Valentino se levanto de su cama, agarro un jean y una camisa negra, los cuales iban a ser de ahora en mas su oufit para robar relojes, y entro al baño.
“Que estamos por hacer, ruego para que ese hombre tenga el sueño pesado, de lo contrario estaremos en problemas” pensó
Alessandra bajo las escaleras de la forma mas silenciosa posible con miedo de hacer rechinar alguna madera del suelo, pero eso no paso, y llego a la cocina sin hacer un mínimo ruido, vio una taza en la mesa, pero no le tomo importancia, y se dispuso a esperar a sus hermanos, aunque, la espera no fue extensa ya que, a los 5 minutos, los tres estaban juntos ideando un plan para entrar a la casa.
- Entremos por el jardín, nadie cierra las puertas traseras, Andrew no tiene perros. - Dijo Damián.
- Alguien se tendrá que quedar fuera para cuidar que nadie nos vea, aunque no es probable a las dos treinta de la mañana. - Agrego Alessandra
- Vamos, allí veremos los detalles, ¿Tienes el reloj verdad? – Les dijo Valentino, y Alessandra señalo un bulto envuelto en cobijas blancas.
Subieron al auto, y se dirigieron a la casa de Andrew, aparcaron una calle mas abajo, por precaución, y los tres caminaron hasta la puerta. Saltaron una verja que dividía el patio de la calle, e intentaron abrir la puerta trasera, la cual para su suerte se encontraba sin seguro.
Entraron, y únicamente iluminados con la luz de la luna, se escabulleron por la casa hasta llegar a aquella sala de estar, vieron el reloj sobre la chimenea, Valentino miro a Alessandra, la cual le indico que sacase el reloj, y ella pondría el reemplazo, Damián había quedado en la cocina a hacer guardia, no se arriesgarían a que alguien los descubra.
Todo salió a la perfección, lograron cambiar los relojes con un mínimo de ruido, lograron salir de la casa, y se encontraban volviendo a su carro cuando Damián soltó
- ¿Escuchan algo? -
- ¿Qué deberíamos escuchar? – Le pregunto Alessandra.
- Las manecillas moviéndose, ¡Miren! Esta estático, no funciona, ¿Qué le habrá pasado? – dijo Damián.
- Préstame. - Decía Alessandra mientras se fijaba en los engranajes que todo estuviese bien.
Subieron al auto y Valentino arranco, cuando Alessandra vio un pequeño papel sobre la tapa del reloj.
Despego lo que rápidamente identifico como una fotografía, donde parecían dos bebes, dio vuelta esta, y en el torso decía.
“Marco y Francesco Demetrio”
- Emmmm chicos, creo que encontré algo. -