CRISTIAN ALEZUZ La miro salir de la habitación y le sonrió, había pasado toda la noche en el pasillo velando por ella. Una se las veces que pasaba por su habitación por la madrugada, escuchaba sollozos que venían de dentro, todas esas veces quiso abrir la puerta, acercarse a ella y abrazarla con fuerza contra su pecho; la necesidad de cuidarla, de protegerla, de librarla de ese peso asfixiante que tenía eran tan inmensas que no sabía como ayudarla. Quería cuidarla, protegerla, tenerla encerrada en una linda cajita de cristal para que nadie pudiera entrar y hacerle daño. La vez que se entero en la mansión del padre de Betchet, la sangre le hirvio en ira, desesperación y decepción. Se suponía que se había alejado con la promesa de entrenar para ser lo suficientemente fuerte para poder prot

