—¡Que no! —Vamos, Cassie. —No. —No seas así, estás peor que mi madre. —Sólo te cuidamos —decimos Iris y yo al unísono. —Ya pasaron casi dos semanas, no es nada del otro mundo. —River, no. —Tengo un brazo enyesado, no estoy lisiado. —Lo estarías si yo no hubiese detenido los desacatos que has intentado hacer —le riñe su madre. —Que exageradas, ¿de casualidad no son parientes? —No nos faltes el respeto, niño —lo vuelve a reñir Iris. —Yo ya di mi veredicto —sentencio dando un golpe en la mesa. —Tampoco es como que vaya a jugar, sólo es a ver elpartido, mi partido. —No es tu partido porque no estás. —Debería estar y esta mierda me lo impide, ¿también me impedirán ir a verlo con el dolor de no poder participar en la derrota de esas idiotas altaneros? Tiene un punto, pero yo tengo

