El deseo de querer volver a su escondite invadió a Rhys ante la atención no deseada, pero en el instante en que quiso retroceder, el guardia de Caspian se colocó entre ambos muebles impidiéndole volver. Volviendo su mirada hacia el príncipe heredero junto a su acompañante, el humano juntó sus manos y la movió nerviosamente. —Eh... ¿Interrumpo? —pronunció avergonzado. —Vaya, pensé que nadie sin autorización podría entrar a este lugar —comentó aquella mujer, sin dejar de observar a Rhys. —Está aquí porque tiene un permiso especial para venir a su gusto —anunció el príncipe Caspian. Aprovechando la oportunidad, el alfa dominante se alejó finalmente de aquella mujer y fue al lado del humano. —¿Has venido a hablar conmigo? —Sí, pero no sabía que estabas ocupado —explicó. Observando sobre

