Terminar el desayuno fue todo un desafío para Rhys, ya que su mente se encontraba en un completo caos. Realmente, si tuviera que describir como se encontraba su cerebro en ese instante, era como ver a pequeños Rhys correr de un lado para otro sin saber cómo manejar exactamente lo que le habían dicho los padres del príncipe Caspian. En serio, el joven humano no sabía cómo tomar el hecho de que, por tan solo haber aceptado quedarse una semana a la espera de la aparición del verdadero príncipe Dorian, estaría automáticamente aceptando con ello el comprometerse con el príncipe Caspian. En ningún momento le dijeron de aquellas pequeñas letras antes o después de aceptar. Y aquello explicaba a la perfección el grosero comportamiento del alfa dominante al ordenarle desde un principio que se fuer

