La Subasta
La gala de arte en París, un evento cargado de elegancia y exclusividad estaba en su apogeo. Las luces doradas iluminaban las paredes adornadas con obras maestras, mientras los murmullos de la alta sociedad francesa y coleccionistas extranjeros se entrelazaban con la música suave que llenaba el aire. Helena, con un vestido rojo intenso, llamaba la atención de todos, el color vibrante y la silueta impecable de su figura contrastando con la opulencia del evento. Cada paso que daba era como una afirmación de su lugar en el mundo, un lugar que, a pesar de ser temporal y estratégico, la hacía sentir poderosa.
A su lado, Alexander parecía completamente en su elemento. El esmoquin n***o perfectamente ajustado y la postura erguida daban la impresión de que él no solo dominaba el entor
