Amanecí con el cabello enmarañado de nuevo pero también con unas quejas bastante particulares. finjo estar dormida,pero el peso en mi cama hace que abra un ojo. —No te hagas la dormida, conozco tu cara actuando duermes y cuando lo finjes, yo te cargaba y te enseñe eso. me doy media vuelta y veo a Hefesto con tres botellas de vino entre sus dedos y con un expresión de pocos amigos. —Buen día. dije mirandolo y abrazando la almohada, hace tiempo que no lo veía. quizás un mes. dos... cinco... no sé. le escribo tan seguido que realmente no se cuánto tengo sin verlo en persona. hablando de ver gente en persona, tengo que hablar con Dorian. y Daniel... dios estudiar carreras distintas si que te hace perder a la gente. —Buen día, ¿que hiciste anoche?. mierda. ya lo sabe... necesito