En la boca del lobo

2313 Words
.............Dos semanas después....... Había tenido bastante tiempo para investigar sobre Adam Luthor, pero, no había mucho en manos de mis fuentes confiables y aunque mis padres habían vuelto no quería que montaran una novela, cuando no había nada. — Jane… ¿La caja? — dijo mi ayudante de cocina a modo de regaño.   Rodé los ojos en forma de broma, asentí y me devolví al lugar que me correspondía temporalmente. Desde mi puesto noté a un grupo de elegantes hombres con fachada despreocupada, pero bastante atrevidos acercarse a la entrada, hablaron con el anfitrión del restaurante, el cual seleccionó una de las mesas reservadas para ellos, unos segundos después él se les unió, Adam Luthor en mi restaurante. >  > Él y los hombres caminaron en compañía de uno de los anfitriones mientras yo curioseaba cada movimiento que daba el hombre más guapo de Mainvillage, incluso en vaqueros se veía genial, llevaba botas y una delicada camisa de lino color beige que le queda un poco más grande, además de cierto rubor en la piel, como si se hubiese quedado un gran rato en el sol, trabajo de campo. Le miré saludar a sus amigos como si fuese un adolescente y no un cuarentón, los tres rieron y él tomó asiento, desde su posición podía ver casi todo el restaurante.    Observé durante unos minutos al señor Luthor hablar con sus amigos y reír. Era encantador. El cabello rubio y claro, los ojos azules, la piel rojiza a causa del sol, la elegancia con la cual sus manos se movían y su cuerpo relajado, un cuerpo grande y masculino. Solo me importaba él, por un par de minutos mientras le veía reír solo importó él. Desde hace algunas semanas solo importa Adam Luthor y está en mi lugar, lo más cómodo y cerca posible.  Llamé a la encargada de contabilidad para que se hiciera cargo de mi ubicación y sin dar explicaciones, tomé una libreta y la bandeja de las bebidas de cortesía. Llamé a mi mejor mesera, Sunny, para que fuese a recibirlos, le pedí a la joven que no coqueteara con Adam, le especifiqué cuál era.   Fui a la cocina para preparar mi cada uno de los alimentos que se dirigieran hacia aquella mesa y realicé todo con detalle.  Como acostumbro en cuanto la cantidad de pedidos deja de ser tan demandante salgo a saludar a mis clientes importantes, entre ellos; Luthor. —Buen día —Dije y los tres voltearon hacia mí. — ¿Va todo bien por aquí? Él no tardó en verme a los ojos con una pícara sonrisa. — ¿Es usted la encargada de todos estos platillos? —Dijo dando un recorrido por mi cuerpo para detenerse en mis labios. —Si es de su agrado... —Más que eso. Me encantan —replicó el hombre con una elegante sonrisa. Entonces en aquel momento descubrí que me gustaban demasiados aspectos de aquel hombre: su pelo, sonrisa, voz, manos, ojos... simplemente me perdía en todo lo que quería seguir viendo o escuchando de este hombre. El sonido producido por la garganta de uno de los hombres que acompañaba al señor Luthor me sacó de mi embelesamiento, me felicitaron por la comida y nos observaron, sobre todo a Luthor aparentemente en espera de algún mensaje visual, quité la mirada por unos segundos mientras que con el rabillo del ojo les vi ponerse en pie y hacer reír a su amigo el cual hacía señas para que se fueran, los caballeros se despidieron de mí antes de dirigirse a pagar la cuenta —No ha enviado la camisa —Comenté cuando les vi partir y a él ponerse en pie. —Déjelo así —Le di una coqueta sonrisa y me despedí, di tres pasos y le escuché decir:—Señorita White, me encantaría reunirme con usted, si no le molesta. > —Mis noches son algo ocupadas, pero mis mañanas y tardes están disponibles. —Lo tomaré en cuenta —Dio un largo beso en mi mejilla para luego retirarse. Tan solo sentir su agarre y sus labios producen un efecto totalmente vibrante a lo largo de mi cuerpo, aquel hombre siempre me veía directo a los ojos y aquello simplemente me encantaba. Con un simple toque logró hacerme estremecer y desconcentrarme el resto de la noche. Por días, mi cuerpo se mantuvo en alerta, a la espera de esas manos y mis hormonas estaban completamente revolucionadas, los cuatro días más largos. Iba a salir con dirección al restaurante, tarde como siempre para una reunión acerca del menú con unos cocineros, pero, Adam me esperaba en la entrada con rosas blancas.   —¿Quieres desayunar?—Preguntó con una amplia sonrisa. Entonces cuando dejé de babear por el perfecto traje que llevaba puesto, su peinado y su elegante sonrisa, fue cuando me pregunté si debía preocuparme por el lujoso auto que nos esperaba detrás, un Roll Royce. Por primera vez, mis curiosidades con respecto a Adam fueron más lejos de su físico y las sensaciones que me pudieran ocasionar, mis dudas llegaron a lo laboral, sentimental, económico... Dejé caer las llaves de mi mano y le descubrí observándome meticulosamente, como lo hacía yo unos segundos atrás. — ¿No tienes una reunión o algo? —Te prefiero mil veces —Respondió. Adam se acercó y besó mi mejilla quedándose unos segundos más de lo debido. Esas palabras en ese momento me conmovieron por completo, tomé las rosas y agradecí por ellas; me senté del lado del copiloto y él se encargó de mi puerta. Era extraño porque solía ser de las chicas que escribían en su diario: "¿No les molesta que cierren la puerta? Me dan ganas de decirle que tengo dos manos y realmente no temo arruinar mi manicura". En realidad, no tengo un diario y no diría tantas estupideces, pero, sí me parecía irritante el que me derritiera con un gesto tan anticuado. ¿Con un hombre tan viejo? ¿Son cuarenta o cincuenta? El restaurante era bueno, no fantástico como el mío, pero estaba dentro de los estándares, ¡lástima que los dueños fuesen unos idiotas! Todo era fantástico, el desayuno fue sumamente relajado, en un jardín botánico, los dos aprovechamos al máximo la compañía. —Tienes miel sobre el labio. Me tapé instintivamente, él tomó mi mentón con sus varoniles dedos lo limpió y no tardó acercarse; por primera vez nos dimos un largo beso, sus labios me llevaron al cielo. Diez meses después seguía sin bajar de esa enorme nube. Quince meses después.... Adam y yo sí que somos un problema en la actualidad, somos una pareja con 20 años de diferencia y muchos secretos, por lo que, inicié con mis amigos, no estaban de acuerdo. Sus comentarios eran variados; unos maduros, otros realistas, la categoría de lo hiriente y las de internamiento. Lo sometí a votación con justificación y los papeles decían: "Es un hombre demasiado mayor". "¡Jane! Eres joven, y salvaje. Él encuentra divertido leer y cuidar de su perro". Mi hermana—quien es la única de mi familia que lo sabe— ni siquiera quiso opinar. El concepto de no opinión de Cindy se basa en una mirada mortal y muchas palabras confusas, sin embargo, nos ahorramos las palabras, tal vez, se deba al hecho de que no le dije que era mayor o que voy en serio. Además, se lo conté porque está casada con mi mejor amigo, él no quería ocultar todo el secreto, así que, les hice el favor de decir la mitad de la verdad, (cuando digo les hice, me refiero a su matrimonio). Además, cuidé a mi sobrina. Finalmente, a mi madre no se lo podía comentar y mi padre… ¡Señor Jesús, que ni se enteren! Adam por su lado, bueno, no me ha decepcionado; todavía. Es genial utilizando su intelecto, tiene una boca completamente audaz, unos labios del pecado, unas manos... Digamos que demoniacas y del paquete al sur de su cuerpo... Mejor no hablamos, él es excelente en muchos aspectos y aunque no es salvaje, es simplemente ardiente y complaciente. Como cumplíamos meses Adam me llevó fuera de la ciudad, tengo que reconocer que en lo s****l y laboral nos conocemos muy bien, pero en lo personal... ¡No mucho! Esto se debe a que él aleja a sus hijos y yo alejo a mis padres, amigos y demás parientes, ellos equivalen a religión o política en nuestra relación. El jueves fue un día tranquilo nadamos en la alberca, disfrutamos de los viñedos, paseamos a caballo y descubrimos un poco más del pueblo en el que nos encontrábamos, en resumen, pasamos un perfecto día probando comidas, muchas serán llevadas a mi menú, simple pero riquísimo. En la tarde me dediqué a leer y luego simplemente me quedé dormida. En cuanto abrí mis ojos miré al guapísimo hombre del cual estaba enamorada, Adam estaba a mi lado dando caricias a mis mejillas como un niño ansioso por despertar a su madre. —Pequeña Jane, alístate, vamos a salir. — ¿Sí? —Me dio un corto beso. —Me voy a cambiar en la otra habitación. Te espero en el recibidor —Asentí y esta vez fui yo quien le dio un dulce y cálido beso. Me tomé veinte minutos en el agua, peiné mi cabello, maquillé y vestí en veinte minutos más. Cuando salí efectivamente él estaba en el recibidor, dando vueltas de un lado a otro. Mi novio me llevó a lo que parecía una bodega, desde las escaleras se veían grandes garrafas y botellas acomodadas en estante que formaron un laberinto nos dimos un paseo por todo el lugar, Luthor me llevaba muy pegada a su pecho y realmente, disfruté de ello. Él es mucho más alto que yo, pueden ser cuarenta centímetros así que aparte de ser mayor para mi desventaja es mucho más alto. —Mira, aquí está el vino que sirvieron mis padres para su boda —Tomó otra botella. —Esta es la de mi bautizo —Sonreí al escucharle hablar del vino y de sus padres. —Este es del bautismo de mi hijo mayor. Son colecciones que van a través de los años, mi padre era un amante de los vinos y su producción siempre ha sido su mayor fascinación. — ¿Al igual que la tuya? —Sí, desde niño pasé en distintos viñedos. Papá me educó por su cuenta, vivimos en distintos viñedos, me enseñó el negocio y cuando crecí seguí sus pasos. — ¿Tus hijos están interesados? —En beberlo. Nada de producir o algo relacionado. —Es una lástima —Asintió y me tomó de la mano para seguir buscando la salida. Aunque estaba segura de que Luthor se la sabía de memoria y saldría con los ojos vendados desde cualquier punto. Logramos salir del laberinto, finalmente volvimos al viñedo. Llegamos al medio del viñedo, caminamos un poco en medio de la oscuridad y logré divisar unas velas, todo se veía hermoso era una romántica sorpresa. Adam había decorado toda el área a nuestro alrededor con velas, una mesa para dos y un arreglo con uvas en el medio. —Me encanta la decoración. —Me encantas tú —Esas palabras siguen erizando mi piel. Cenamos una perfecta lasaña y ensalada, digo perfecta porque él lo preparó para mí mientras dormía, luego de eso probamos un poco de queso en compañía del vino, mi paladar disfrutaba en grande al igual que mi sensor de sentimientos. Adam y yo nos sentamos uno al lado del otro a disfrutar de la luz de la luna, el clima y la compañía, me acomodé en la curva de su cuello, unos segundos después estábamos besándonos. Él es perfecto; un viejo cariñoso, sensual, divertido, humilde, solidario y está enamorado de mí, solo de mí. —Quiero mostrarte algo—Asentí. —Este es un vino especial. Lo comenzamos a producir hace algún tiempo, no lo hemos vendido porque no tiene nombre y me parece que es un producto especial. Su uva es difícil de conseguir, es cara y muy delicada. Tiene un sabor delicado y su acidez es perfecta en todo el sentido, ella juega con un balance entre la dulzura y la acidez. Le dio vuelta a la botella y en ella se encontraba una piedra de jade plasmada sobre la etiqueta, aunque su piedra era blanca y el nombre del vino era > Sabía que la piedra era un jade porque me regaló el collar hace unas semanas, sonreí ampliamente y él me miró expectativa. Me quedé sin aliento, sorprendida, la botella es preciosa y el que haya sido nombrado en mi honor, con mi piedra favorita… La convierte en algo más especial. Observé con detenimiento la botella y en la orilla traía nuestros nombres, creí que me quedé sin aire durante unos minutos ver a Adam arrodillado. —Quiero que sea abierta en nuestro aniversario número veinticinco, si sigo vivo. He sido demasiado feliz desde que te conocí, Jane. Te has convertido en el centro de mi universo y quiero que seas la dueña de mi universo. Jane White ¿Quieres ser mi esposa? Mis manos temblaban y mi garganta se sentía seca, asentí. —Sí, Adam —Respondí completamente emocionada. — ¡Claro, que quiero! —Sé que aún estás joven, pero...—Lo corté. —¡Casémonos hoy! Corramos. Seamos felices, mientras podamos. Disfrutemos juntos de este recorrido llamado vida. Estaremos bien, solo quédate a mi lado. Él metió la sortija en mi dedo, luego nos besamos apasionadamente, toda esa pasión la llevamos a nuestra habitación.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD