Como era de esperarlo, Aimara no recibió con buena actitud mi decisión de ponerle seguridad. A esta altura, ante lo complicado que se está volviendo toda esta situación, la opinión rebelde de ella es lo que menos cuenta. Ya perdí a Airam en manos de Enrique, no quiero que ella ni mi madre pasen por lo mismo.
Después de discutir casi durante veinte minutos la conveniencia o no de contar con seguridad, hasta lograr hacerle entender que lejos de controlarla, lo que busco es mantenerla segura, tuve que irme, porque la llamaron y debía reunirse con alguien importante. Por el cambio en su rostro pude ver que era algo relevante. Por ser de su trabajo no le pregunté. Prefiero mantenerme al margen de todo lo que ella hace para no predisponerme y terminar haciendo cualquier cosa por apartarla de es
