Llevo varios días que no logro sacármela de cabeza, y es desesperante querer alejar algo que se niega a no estar. Como si dentro de mi cabeza se albergaran dos personalidades, dos Aaron. Uno que se niega rotundamente a traerla a mis recuerdos, a darle importancia a su vida, a dejarla pasar como cualquier otro desconocido; y el otro, que no solo la desea cada vez más, sino que también al saberla en peligro no hace más que preocuparse por su bienestar, su seguridad, por su vida. Ver la tranquilidad con la que reaccionó ante este hecho me confirma que nada le importa, ni siquiera su vida, mucho menos el único momento que vivimos juntos. Para haber sido su primera vez con un hombre su forma de reaccionar después de ello me desconcierta. Esperaba que fuera más comunicativa, que buscara algún a

