Jamás imaginé que este caso nos fuera a traer tantas sorpresas como las que tengo frente a mis ojos. No quise que Aaron subiera conmigo en el ascensor para dar tiempo a ordenar que subieran al hombre que Aimara dice que es su padre en una de las camionetas del CIPOL, antes de que él lo vea necesito interrogarlo. Muchas son las preguntas que pasan por mi cabeza en este instante, muchas son las imágenes de las reacciones que pudiera desencadenar el hecho de que Aaron y su madre vean a este señor, a quién creían muerto. —Lleven al señor a la camioneta que está en la esquina —le ordeno a los funcionarios que lo llevan—, apresúrense. A mi orden aceleraron el paso y salieron del edificio justo a tiempo para evitar que Aaron lo viera. Ya casi cruzaba la puerta de vidrio para abandonar el edif

