Había olvidado por completo mi móvil y la llamada que le hice a Carlos. Si no es porque pasado un buen rato, estando aun sentada en el asiento del copiloto, con Aaron a mi lado, que el ruido de una llamada entrante en mi móvil, que no logro ubicar con la mirada, me recuerda que tal vez Carlos escuchó el estruendoso ruido que hizo la colisión del otro automóvil sobre el mio. Por más que lo busqué con la mirada no lo ubiqué, intenté doblar la columna, pero un leve dolor me lo impidió y me advirtió que no estaba tan bien como pensé. —¡Auch! —exclamo del dolor al sentir como si me hubiesen dado un piquete en el centro de la espalda. —¿Dónde está? —Me pregunta Aaron también buscando con la mirada—, ¿qué tienes? —pregunta de inmediato. —Nada, necesito mi móvil —le respondo ignorando su pregu

