Mientras Luisana avanzó en actitud molesta hacia el ascensor, me quedé observando desde la distancia su expresión corporal; aunque su paso era firme, se evidenciaba la rabia contenida. En ese momento, de manera inexplicablemente una ola de emociones impactó en mí, dando paso a una sensación de satisfacción plena. Como nunca antes, disfruté al ver la ira de una mujer, de hecho, de cualquier persona, en mi contra, ello al darme cuenta del efecto que un simple comentario, expresado sin mala intención, le ocasionó y no pudo controlar. Para cualquier otra persona que desconozca la tensión que existe entre nosotros y las razones que me llevaron a tomar la decisión de estar detrás de ella, este hecho pasaría por cualquier respuesta en desacuerdo de su parte. No obstante ello, para mí fue la res

