—Soy el lord Allen Bach tercero —declara con voz firme, cargada de autoridad y confianza—. Hijo legítimo de la dinastía Le Fanú. He regresado para retomar mi vida aquí en la ciudad, después de tanto tiempo...
El guardia, cuya expresión pasa rápidamente del asombro a una alegría casi infantil, abre los ojos de par en par, incrédulo ante lo que acaba de escuchar. —¡Usted es Allen Bach! ¿¡El mismo!? —exclama con entusiasmo, su voz rebotando en las paredes cercanas como un eco vibrante. —¡Usted siempre ha sido mi ídolo! —añade, incapaz de contener la emoción que lo desborda.
Aún sosteniendo las delicadas y alargadas manos del lord entre las suyas, el guardia actúa impulsivamente. Sin medir su fuerza ni la etiqueta que debería guardar, lo toma del hombro y lo empuja hacia él para rodearlo con
