Dreida permaneció inmóvil, presa de sus pensamientos como si estuviera atrapada en una niebla densa que no dejaba ver nada con claridad. Intentaba encontrar las palabras adecuadas, algo que pudiera expresar lo que sentía sin parecer que se estaba desmoronando. Pero todo lo que surgía en su mente eran escenarios trágicos, posibilidades sombrías en las que Aidan no volvía, en las que ella quedaba expuesta, en las que todo lo que habían protegido se rompía en mil pedazos. Ninguna posibilidad que se dibujaba en su interior era luminosa. Por el contrario, cada imagen era una advertencia, un final abrupto, una nueva pérdida. No solo para ellos. Para todos. -Yo... -murmuró finalmente, aunque su voz parecía deshacerse en el aire. Pero antes de que pudiera continuar, Aidan se adelantó, con la int

