La ninfa, quien hasta hace poco parecía segura de cada paso que daba, ahora se encuentra enfrentando una batalla interna que la deja desconcertada. El frío se desliza por su piel con una intensidad que la hace estremecer, mientras el agotamiento parece escalar por su cuerpo como una marea imparable. Su mente, acostumbrada a ser un mapa infalible de la región, comienza a traicionarla. Trata de recordar los caminos que tantas veces ha recorrido, pero las imágenes que siempre le vienen a la mente ahora son un vacío confuso y borroso. Por primera vez, duda de sí misma, y esa duda la inquieta más que cualquier amenaza externa. La que conoce el lugar al derecho y al revés es ella y solamente ella, pero en este momento crítico, es como si su memoria se hubiese evaporado en medio del cansancio y l

