Es difícil saber cómo sentirme ante todo esto. No es solo que sea extraño o inusual… es que roza lo irreal. Algo en el ambiente se ha roto, como si las reglas invisibles que sostenían mi mundo hubieran decidido distorsionarse de golpe. Ya nada parece encajar con lo que yo pensaba que era la normalidad. Decido mantener los labios sellados, no porque no tenga nada que decir, sino porque sé lo que puede pasar si hablo sin filtrar lo que en verdad me arde por dentro. Si dejo salir lo que realmente siento, no estoy seguro de poder controlar lo que emerja. Mi personalidad —esa que tanto me esfuerzo por mantener oculta tras una máscara de calma— podría emerger de manera abrupta, violenta… inapropiada. Así que opto por pensar. Razonar en silencio. Reprimir el caos que se agita en mi pecho. Aun a

