La carta

2901 Words
—Creo que tal vez no te escuché bien, ¿Qué es lo que quieres para que me dejes de molestar? Allen que nunca ha tenido paciencia en nada, se empieza a desesperar hasta el punto de arrugar su nariz mostrando sus afilados colmillos por el cual la niña admira con devoción. Corito que insiste en acercarse a él, le muestra de manera insistente su cuello: — ¡Quiero que me muerdas! Así podré ser tan hermosa como lo es usted y así ya nadie se podrá burlar de mí. Él ni se inmuta por tal transgresión a su persona. De tan solo pensar en el hecho de morderla para dejar de ver su rostro lleno de acné le da fuertes arcadas que le produce malestar en su cuerpo. La niña que parece emocionada por recibir una respuesta de parte de lord exhala tan fuerte que empaña sus lentes y su vestido de parches se desarregla con su respiración tan fuerte. Allen no parece tener una idea de qué hacer con la pequeña que no parece desistir en su idea de ser mordida por él, o de tan solo tenerlo cerca de ella. — ¡Ja! Para ser una niña fea me pides demasiado. No podré hacer ese trabajo por ti. Lo siento mucho pero es un no. — ¿¡Qué!? No, no, señor vampiro, no es...—antes que Corito termine la frase, es interrumpida por el lord que está dispuesto a marcharse. — ¿¡No es qué!? ¿No es lo que pienso? Es muy tarde, niña, será mejor que vuelvas a tu casa. Es posible que tus padres te estén extrañando por lo tarde que es y tú, a esta hora estás vagando por las calles con tanta irresponsabilidad. La niña le hubiese dicho algo más, pero este optó por irse antes de hacer de ese momento, más largo de lo que puede soportar su «señor vampiro». Allen al ver que la niña se está yendo del lugar, decide caminar rápido hasta llegar en un parpadeo hacia donde está su joven lacayo que se despide alegremente de la anciana que dio por terminada su jornada de trabajo por la noche de hoy. Aidan que siente la presencia de Allen a su lado le pasa una caja de chocolate sin ni siquiera verlo de frente para evitar conseguirse con esa aterradora mirada que suele tener Allen cuando se desespera al ver que no le salen las cosas cuando más lo que quiere. —¿Cuál es tu excusa esta vez, Aidan? El lord que ya no puede aguantar otro «chiste» como el que acaba de pasar con Corito; con un solo movimiento con el brazo, le arrebata de las manos al chico la caja de dulce dejándole la marca en las manos de sus uñas que rozaron al quitarle los chocolates. Con un gesto de satisfacción Allen abre la caja tragándose grandes puñados del contenido de este, dejando a Aidan extrañado al intentar recordar que era lo que él le había preguntado para poderle responder. Después de unos segundos de verlo así, lo recordó. — ¿Ah? Esta vez, fue que lo vi hablando con una niña... y... no quería interrumpir. Así que decidí hablar, por un rato con la dueña de este pequeño negocio, para entretenerme mientras usted trataba con «esa», humana, que parece ser una fanática que tienes ahora, así que no quise molestar. Allen que proseguía comiéndose los dulces, lo mira extrañado recordando a aquella niña, esa, a la que se refería su lacayo. Por alguna extraña razón, la presencia de Corito le dejó una mala sensación, que incluso la recordó por completo: el rostro de la pelirroja de las trenzas casi desecha que estuvo pidiéndole ser una vampiresa minutos previos antes de venir. Él le quería recriminar el por qué no fue a buscarlo ya que lo estaba esperándolo para sacarse a la chiquilla de encima, pero con la golosina encima decidió dar el tema por terminado sin darle explicación alguna de esto. —Bien, tendremos que irnos de esta zona. Sospecho que esa niña no puede traer nada bueno y estoy muy fatigado con todo esto. ¿Conoce un lugar donde nos podamos ocultar mientras pasa la noche? Al chico que viste de traje n***o en esta noche oscura sin estrella se le ocurrió un solo lugar a donde podría llevarlo, pero muy posiblemente no le vaya a gustar. Pero nada pierde con intentarlo. —Conozco de un lugar, pero no creo que sea de su estilo. Podríamos pasar toda la noche en ese lugar si es que así usted lo deseas, pero le advierto que conociéndolo sé que no durara mucho tiempo en ese lugar. No le va a gustar para nada. —¿insinúas que no puedo aguantar? Vayamos para que te demuestre lo muy equivocado que estás. No importa donde estemos, podré soportar cualquier situación en la que me pongas. A Aidan se le formó una sonrisa maliciosa en el rostro de solo pensar cómo se descompondría su amo al estar en un lugar como lo es un «club nocturno», pero él no podría arruinarle la sorpresa, ¡no! Para nada. Él mismo tiene que ver el gesto de incomodidad que pondría al ver a tantas mujeres desfilando frente suyo. —Si es así, ¡vayamos! Eso sí, le advierto que este lugar será más insoportable que la niña pubertad con la que estuvo hablando y no soportó mucho. ¡Ah! Mire, ¿esa no es de casualidad la nena de hace rato? Como salido de una comedia griega, se volteó encontrándose a Corito caminando con los ojos perdidos mirando a todas partes, mientras se dirigía hacia ellos sin que ella se diera cuenta. Allen sabe que en cualquier momento se dará cuenta de su presencia y lo volvería a abordar con sus exigencias para que sea su cuello perforado por los inmensos colmillos de lord que él neciamente va a estar negándose a la niña para tal acto. Viendo lo muy cerca que está de darse cuenta de su presencia, cede ante las miradas burlonas de Aidan que sabe lo irritante que puede ser la persistencia de un adolescente como es la pelirroja Corito. —Bien. Vayamos acortando el camino, amo Allen. Yo le indicaré por dónde es el lugar, mientras tanto, caminemos, pero, por ahora salgamos de la mira de los protestantes de Couzie así como de la pequeña niña que usted está evitando para llegar de buen humor al establecimiento. —Bien. Si. Si. Sí. Ya entendí. Vayamos caminando. Ya estoy cansado con todo lo que me ha tocado en este día de mierda así que vamos lo antes posible. Si es que se puede. Rodando los ojos, camina hacia la calle que tiene a su derecha llevándose así a su amo que saca de su bolsillo su último cigarro que lo tenía oculto para que Aidan no lo viese y se lo quitase. Agarrándolo con fuerza intenta prenderlo sin éxito debido a las fuertes corrientes de vientos de la noche que hace que se apague cada vez que logra prenderlo, dejando así al ghoul más tranquilo. Todo es tranquilo en las estrechas calles de la ciudad. Nada se mueve, nada parece estar fuera de su estado natural. Las enormes casas rusticas apagan paulatinamente las luces de su viviendas dejando las calles empedradas a oscuras con la poca iluminación lunar y de las viejas farolas que le sirve de guía al carnívoro dúo para saber por dónde están pasando. La noche corre, y el tiempo pasa deprisa y ambos lo pueden sentir. Sobre todo Aidan, que con el pasar del tiempo se le ve cada vez más descompuesto. Tal vez sea porque no ha comido nada desde la mañana. Ya están cerca del lugar hacia donde quieren ir, pero Allen duda de que su acompañante pueda aguantar más tiempo así. —¿Quieres descansar, Aidan? No se te ve bien desde que empezamos a caminar por este lugar Aidan que camina al frente del vampiro se detiene para voltearse a ver a su amo. Allen al ver el rostro demacrado de Aidan se preocupa y sin dudarlo se acerca a él con su mano apoyada en su frente para poder revisarlo de que estuviese bien y no le empezara la fiebre de nuevo ya que desde hace unos días ha estado delicado de salud. —Si amo, Allen. No me he sentido bien pero ya al rato se me debe pasar; tampoco es para tanto. Después de todo ya estamos llegando al lugar donde sé que nos podemos quedar por los momentos sin que nos consiga nadie. No muy satisfecho con su respuesta, decide agarrarlo del brazo con cuidado y sentarlo en plena calle para que descansara un poco. Pero al ver su aspecto tan demacrado: sus ojeras grises y profundas, su piel pálida, su respiración agitada, y su sudoración excesiva, le hace pensar que puede que esté peor que lo que puede pensar. — ¿Y ese lugar por donde queda? ¿O que es exactamente? —Es un cementerio cercano donde podremos descansar un rato. Ahí hay suficientemente cómodo como para que usted duerma un rato mientras vigilo la zona y como un poco de lo que pueda conseguirme dentro de aquel lugar—suspira mirándolo de reojo—. Antes que me ponga alguna objeción le vengo diciendo que ya lo tengo todo planeado para estar cómodos ahí. Además que nadie sospecharía de que estemos ahí: la sepulturera es una ghoul que conozco desde hace tiempo y está dispuesta a ayudarnos en estos momentos. Aidan que no se encontraba bien, y en lo único en lo que podía pensar es en la comida. Tiene muy presente que no puede decirle a Allen del club al que lo quiere llevar, sobre todo porque el regaño que le puede meter su amo no puede que no termine pareciéndole tan «gracioso» como el gesto que él piensa que pueda tener dentro del club. — ¿Esa no es la que me vives nombrando? —interroga el mayor consiguiendo la mirada incómoda de su lacayo como respuesta—. No te vengo a recriminar nada, hijo, solo debes de entender que no me gusta deberle nada a nadie; por más que estemos seguro a qué tu «conocida» el caza recompensa nos estará buscando y ahora cualquier lugar, cualquier gesto es motivo de sospecha. Que no se te olvide, Aidan. —Sí, lo tendré en cuenta, pero no creo que ella pueda ser uno de los socios de Couzie. Puedo dudar de muchas personas pero de ella, no. Me ha demostrado ser honesta. Además que no podemos desconfiar de todo lo que nos dé una mano amiga. Nada nos costaría confiar por una vez. En tal caso, usted puede dormir seguro de que lo voy a cuidar mientras tanto. Allen que conoce bien a Aidan se echa a reír de su extraña insistencia para irse a tal lugar como lo es un cementerio. Sabiendo con lo que le podría salir su lacayo decide acabar con el tema. —Como tú en este preciso momento que ni eres capaz de decirme el nombre de la chica, si es así de honesta como lo eres tú, estamos condenados, Aidan. Allen, que sospecha de su muchacho, decide tocar el tema de la chica solo para ver qué tanta información le puede sacar a Aidan en un momento como este. —Ya. Ya, le contaré por el camino, pero no me moleste con ese tipo de cosa, amo. Le recuerdo que no me siento muy bien desde que me lanzó al vacío, ¿lo recuerda? Capaz y lo que tengo es que aún sigo mareado del aventón que nos echamos y solo acentuó lo que tenía. Allen asiente y toma de la mano a Aidan para levantarlo del suelo y seguir caminando. El mayor de los dos suspira dejando escuchar con más fuerza el repitequeo de sus zapatos en forma de protesta; el lord más que protestar lo hace para seguirle la corriente a su joven acompañante que siempre le ha encantado molestar para pasar un buen rato entre su amarga existencia inmortal que no lo permite sentir algo fuera de su soledad. El frío ambiente de las calles se siente aumentar cuando una suave ráfaga de aire los golpea empujándolos un poco más al final de una calle. Ambos apresuran el paso al presentir una llovizna acercarse. Cruzando la calle se topan con un extraño ser con una gabardina que le cubre todo el cuerpo y su rostro es tapado por una máscara blanca con pico blanco que cubre gran parte de la cabeza y cuello; el sujeto se mantiene a la mitad de la calle dándoles la espalda a Allen y a Aidan, que murmuran entre risa la posibilidad que sea un ebrio que perdió el rumbo al salirse de cualquier bar cercano de esta noche, o que podría ser un adolescente que lo estafaron sus amigos para que se disfrazara y humillarlo entre todo el grupo. —Qué tipo más raro, Aidan. Espero que cuando nos acerquemos no nos intente hacer nada raro o nos pida limosna. — ¿Cómo qué? —dice entre risa el menor de los dos atrayendo la atención del enmascarado—. Parece que se escapó de un circo ese fenómeno. No creo que sea agresivo, además a que se refiere con ¿hacer algo raro? El mayor se dio cuenta que el enmascarado se volteó mirando hacia donde están ambos. Con una extraña sensación de incomodidad se dirige serio a Aidan que lo mira con sus enormes ojos con rasgos felinos esperando que le diese una respuesta ya que no entiende del todo cuando se pone así. —Aidan, hay cosa que es mejor que no te cuente, a que te enteres y te asuste como me ha pasado a mí. El extraño sujeto deja caer una pequeña tarjeta para darse media vuelta y entrar tranquilamente a un edificio con luces de neon roja que resplandece por todo el lugar. Allen extrañado por la actitud del sujeto le dice a Aidan que recoja lo que se le cayó al señor no vaya a ser que es importante para él y lo necesita. Yendo a esta dirección Aidan consigue agarrarlo primero que su amo que se encuentra extasiado mirando el gran letrero deslumbrante del edificio. Al mirar la pequeña tarjeta de un lado y del otro se sintió mal; tanto es así que lo guarda en el bolsillo para ocultarlo de Allen. Torpemente, esto le sale mal cuando su amo saca rápidamente la tarjeta del pantalón de su pequeño lacayo que inútilmente lucha para romperla pero el lord al ser muchísimo más alto mantiene la tarjeta por encima de su cabeza al levantar su brazo dejando al ghoul saltando como un niño pequeño para detenerlo y que no logre leer lo que está escrito en ella. — ¡Ya Aidan, deja de molestar ahora! —exclama aguantando la risa que le produce ver la diferencia de tamaño de ambos. Tirando la tarjeta de un lado a otro ve que su pequeño lacayo no hará nada más que persistir hasta poder quitarle la tarjeta—. ¿Qué carajo te pasa? ¿Tiene algo malo esta tarjeta que no quieres que vea? ¡Ja! No sabes lo adorables que te ves cuando brincas así y pones esa mirada. Aidan no sabe cómo hacer para que su amo le entre la tarjeta de nuevo. Él sabe que si lo logra leer, Allen se pondrá mal de nuevo sin importar que tanto se esfuerce para levantarle los ánimos. Solo no quiere que lo vea y razones tiene para quitárselo. — ¡Amo, no!, ¡No vea! — brincando de un lado a otro, logra rozar la tarjeta que Allen aleja de él —, ¡Por favor! No lo mire. Las últimas palabras de Aidan lo dejan intrigado y hace que mire hacia arriba para poder leerla pero el pequeño se le abalanza encima de sus hombros en el momento que se descuidó. Antes que pudiera hacer algo la lee mientras se cae de sus manos la tarjeta de color rojo como la otra tarjeta que recogió Aidan. Al caer le da tiempo para leer por delante y por detrás: mon nom est mort merci pour la dernière fois, c'était amusant Al leerlo, una chispa se prendió dentro de él listo para lo siguiente que pasaría. La única persona de la que se podría tratar al estar escrito la tarjeta en francés es del caza recompensa que una vez más logró conseguirlos, y estar a punto de atraparlos. Sí es así como piensa él, no le tocará de otra que entra al edificio. Con solo leer el nombre del lugar sabe que no es el lugar más pulcro o decente que pueda estar el lord. Allen sabe que para llegar a Couzie deberá de aceptar cada prueba que le deje y superarla, de esta manera, podrá estar más cerca de alcanzarlo y tener la venganza que tanto quiere. Para esto necesitará salir de su zona de confort y estar en los peores lugares para él, y esta primera prueba de esto. Tendrá que entrar al club Desire Addiction donde los más desvergonzado entran para saciar sus sucias ansias carnales que los obligan a comportarse como animales hambriento.
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