ÁGATA

QUÉ DIFICIL ES AMAR

CAP.5 - QUÉ DIFICÍL ES AMAR

El destino de una mujer, seguía pensando, harta de no tener noticias de Alfonso, harta de tener que esconderse. No le importaba nada su actual conyugue, sabía que aquellos “negocios” lo estaban reteniendo más de lo esperado y agradecía. Sabía cuál era su función de esposa, la noche de bodas fue brutal. Luego de Alfonso, sólo se dejó hacer por Vicente. Se conocían y ambos sabían de su matrimonio arreglado. Él la deseaba, ella lo sabía. Para poder abandonarse a la brusquedad de su marido ahora, cerró los ojos y fantaseó con su Alfonso. Supo que en algún momento tenía que demostrar que era pura y se mordió los labios cuando la penetró, tosco, bestial, caliente. Claro que quedaron huellas rojas en las sábanas. Era la prueba que se necesitaba para cerrar el trato. Ella, dolorida aún, se levantó a lavarse. Vicente ya dormía, satisfecho. Ella no llegó al clímax, él tampoco quiso enterarse.

-Si así sería, pensaba Ágata, gracias por Alfonso-.

El destino de ser mujer. No puede participar en los negocios del hombre, tiene que ser mujer y punto.

-Mis primas y yo entendimos todo con apenas 10 años, veíamos los registros de los maleantes y a cerrar la boca, le preguntamos a mi tía y ella nos confirmó a donde pertenecemos. Lo que ves u oyes debe permanecer dentro tuyo-. Sabíamos los sitios donde el tío escondía sus botines, pero jamás lo hubiéramos dicho, aunque nos hubiesen torturado hasta la muerte. Sabíamos dónde se escondía la droga y si había cometido algún crimen, también cuando y donde lo había hecho. Callar, nos garantizaba protección y riqueza.

Nunca podíamos salir solas, siempre íbamos acompañadas de alguna mujer del clan. Si algún varón se nos acercaba, sellaba un destino de amenazas y palizas.

En las tiendas no pagábamos y nunca esperábamos a que nos atendiera el médico, sólo pertenecer a un apellido conocido, era suficiente. Todos te respetan. Era una vida de lujo, de tragos gratis en los bares, se te abren todas las puertas. Eso sí, no traiciones o sellarás tu muerte.

Mucho respeto, pero por temor, las otras niñas no tenían casi familia, muertos por doquier, el luto era moneda corriente- rememora

Vicente la desea, lo sabe, pero no la ama, sólo quiere pertenecer al clan de su padre el Gran Chiche. No se engaña. Otra vez, lo ve y lo oye todo y su destino será callarse. Necesita volver a donde quedó su Alfonso, y empieza a planear su escape. Tiene que familiarizarse con el entorno. No puede confiar en Tono, pero tiene dos guardaespaldas que la secundan, ya vería cómo escapar.

Debía tener mucho cuidado, en ésos días se hablaba de la desaparición de la esposa de un mafioso calabrés. Los vecinos estaban aterrados, nadie hablaba, si lo hacían o el clan creía que podrías hacerlo, te amenazaban, te quemaban la casa, el auto, te intimidaban. Eran otros pactos de silencios, no como la Omertá

que es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre las actividades delictivas de los maleantes implicados. Una ley de silencio. Y en los casos de mafia, donde un testigo o una de las personas incriminadas prefiere permanecer en silencio por miedo de represalias o por proteger a otros culpables. Romper el juramento de omertá, merece la muerte.

Ha crecido en ésa cultura, y sabe que meterse con algún Clan es muy peligroso. Los que viven en la ilegalidad, como ellos, son muy poderosos. Intocables

A los niños se los cría para suceder a los padres mafiosos, se los educa como soldados y aprenden a disparar a los 10 años. De los 12 a los catorce el entrenamiento es más riguroso y ya manejan fusiles y todo tipo de armas. Les enseñan a matar de muy muy jóvenes. Alguna madre quiso oponerse y recibió golpes latigazos y le han pegado hasta con la empuñadura de la pistola.

La mafia tiene códigos que maneja tocando su oreja o su ojo derecho y hasta si lleva una chaqueta en los hombros, todo quiere decir algo. Hasta los tatuajes hablan. Son faros que iluminan a los mafiosos sobre cómo comportarse. Incluso si hay que matar a un m*****o de tu familia, el honor se lava con sangre y todo se hace para conservar la organización.

Sabía que rebelarse por amor podía tener un gran y alto costo. Hasta que Tono golpeó su puerta, el plan que estaba concibiendo era sólo por amor. Luego ya fue por sangre. Habían matado a su padre. Los mismos que la tirotearon, finalmente habían dado con el paradero de su papá y habían volado su auto.

Todo se volvió rojo y entendió la consecuencia genética de ser hija de Don Chiche. Rompió todo lo que estuvo a su paso a tiempo que gritaba, furiosa, herida, loca. Le habían arrebatado a sus dos amores. Nadie tenía derecho, ni Dios, vociferaba, sin cordura. No la podían contener. La médica del clan acertó a tomarla del brazo y aplicarle un sedante. Lo último que vio fue la cara de su padre, como cuando era niña. Como cuando hacía travesuras y no podía castigarla porque nada estaba mal. Así era, y… cayó de bruces, desmayada.

Cuando volvía en sí, la alimentaban y le suministraban algo más de sedantes. Tenía la mirada extraviada y un temblor en sus manos no cesaba. Estuvo días ausente. Tono reunió a la organización para preparar la vendetta, sabía que era muy pesado lo ocurrido, y debía averiguar. Muchos intereses en juego y la muerte de un Don no podían minimizarse. Lo extraño era que no regresara Vicente. Atorado con un problema en Estados Unidos, seguían diciendo, llamaban su atención. Y la joven Ágata que no se recuperaba, demorándolo en Turquía, La familia que los hospedaba, juraron ocuparse de ella mientras el resolvía qué hacer. Las armas ya estaban prontas y las primeras muertes, en camino.

Tono sabía que caerían muchas almas, una vendetta involucra a los autores del asesinato y a sus familias. Él conocía a muchos, se iba a derramar cuantiosa sangre… Estaba preparado. Quizás se aproximaba una nueva masacre por liderar el clan, ahora sin el jefe.

El asesinato de Don Chiche, también demostraba la capacidad de los mafiosos para cometer crímenes brutales y sin piedad en su lucha por el poder y la riqueza.